Por: Martín Baeza, Diario Financiero
Hasta 2017, en Latinoamérica solo tres startups se identificaban como “unicornios”, es decir, se valorizaban en US$ 1.000 millones antes de entrar a la bolsa.
Menos de cinco años después, esa cifra ya asciende a 46 empresas, según los datos recolectados para este artículo. En el caso de Chile, en 2021 el país tuvo sus dos primeros unicornios, Cornershop y NotCo.
Para contabilizar a las compañías, se consultó a organizaciones como la Cámara de la Industria Argentina del Software (Cessi) y la embajada de Colombia en Chile y se revisaron los datos de consultoras y plataformas especializadas como CB Insights, Sling Hub, Latin American Venture Capital Association (Lavca), Bloomberg y Forbes.
“La anomalía es que hubiera tan pocos, Latinoamérica tenía un retraso y nos estamos poniendo al día”, dice Felipe Matta, uno de los fundadores de Chile Ventures.
Andrés Meirovich, cofundador de Genesis Ventures y director de la Asociación Chilena de Venture Capital (ACVC), sostiene que “se ha dado un mix entre muy buenas compañías y financiamiento”, que se ha concretado con la creación de grandes fondos y la entrada de gigantes internacionales como Softbank, que invierten montos tan grandes que facilitan llegar a la valorización de unicornio.
“Lo que estamos viendo hoy es la punta del iceberg. Podría ser que las valorizaciones están algo infladas, es discutible. Piensa que NotCo vale más que Entel, pero hay una necesidad de empresas innovadoras de la que ya no hay vuelta atrás”, agrega.
Mariana Poblete, gerenta de Selección y Crecimiento en Endeavor Chile, afirma que los resultados exitosos de algunas startups han incentivado nuevas inversiones y confianza en el talento local.
Al contrario de muchas otras industrias, el Covid-19 no parece haber afectado a la mayoría de las startups, sino al contrario. Poblete dice que el rubro emprendedor “se vio forzado a subirse al carro de la transformaicón digital”.
Tomás Peña, director de The Yield Lab Latam, coincide: “La adopción de tecnologías por el mundo inversionista ha sido tremenda y cada vez más lógica, el mundo va en una sola dirección en ese sentido”.
Los expertos, además, cuentan que en el rubro se ha hecho mucho más sencillo concretar financiamientos a distancia, lo que Meirovich llama “la normalización de la videollamada”, que habría facilitado la llegada del capital extranjero a esta parte del mundo, además de que los mercados de la región son más baratos y están menos saturados.
“Las startups se adaptan más rápido, porque son organizaciones más dinámicas. La transformación digital la terminó de gatillar un virus”, añade Matta.
De los 46 unicornios latinoamericanos, 14 de ellos son FinTech. “En Chile no se olfatea tanto, porque la bancarización es alta, pero en el resto de Latinoamérica la necesidad de productos financieros es muy grande, por eso son las número uno”, afirma Meirovich.
Destaca además que las startups que trabajan en el sector agrícola y de las energías renovables “vienen muy fuerte”, debido al atráso que tienen en su desarrollo tecnológico.
The Yield Lab Latam, donde trabaja Peña, tiene esta misma visión y por ello se enfocan en compañías del rubro agrícola y alimentario.
Poblete y Matta consideran que las industrias de seguros, logística, educación y comercio electrónico también son potenciales fuentes de nuevos unicornios.
Mariana Poblete cree que el ritmo de crecimiento se seguirá acelerando. Para ella, tener los primeros unicornios es clave, ya que los inversionistas internacionales miran al país, los emprendedores chicos se motivan y se da un efecto multiplicador, como una bola de nieve. Por eso, asegura que ya hay varias startups a las que se les denomina “soonicorns”, es decir, que pronto serán unicornios.
Matta afirma que “no le cabe duda” que Fintual, Buk y Xepelin lograrán entrar a esta categoría. Poblete y Meirovich mencionan a esas mismas tres y otras que ven bien encaminadas, como Políglota y Betterfly.
No obstante, el director de la ACVC dice que ser unicornio “es una mezcla entre mérito y suerte” y que independiente de esa denominación hay muchas empresas buenas surgiendo.
“La inversión en startups no va a parar, el riesgo es que la plata no pase por Chile. Finalmente, una de las gracias del venture capital es que tiene rentabilidad, impacto y democratiza el acceso a financiamiento. Y si la plata se va, el impacto se va”, remata Meirovich.