Por: Álvaro Vergara, Diario Financiero
La pandemia Covid-19 generó la necesidad de innovar en la gestión y tecnologías bajo extrema incertidumbre, y con una velocidad y adaptabilidad pocas veces vista, donde los principales desafíos los ha enfrentado el sistema hospitalario.
En este contexto, la colaboración entre el mundo académico y el empresarial, los fondos públicos y los aportes de los planteles han sido clave para desarrollar y escalar soluciones que respondan a los desafíos que impone la crisis sanitaria.
Tres universidades chilenas -Universidad Católica de Chile (UC), Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y Universidad de Chile- han apostado por desarrollar soluciones para abordar la pandemia: un test olfativo de síntomas de Covid-19; protectores faciales ergonómicos para el personal de la salud y una plataforma para organizar turnos en recintos hospitalarios.
Desarrollado por investigadores del Valparaíso Makerspace, de la Vicerrectoría de Investigación y Estudios Avanzados de la PUCV, nació de la apertura de códigos de universidades del mundo para la fabricación de protectores faciales. “Al evaluar estos códigos nos dimos cuenta de que tenían ciertas debilidades, como las cuatro o cinco horas que se demora su impresión, y el uso de elásticos y esponja, material que es considerado altamente reservorio del virus”, explica la coordinadora general de Valparaíso Makerspace, Dayan Echeverría.
Para corregir este problema, accedieron a financiamiento por $15 millones de los Retos de Innovación que organiza el Ministerio de Ciencias en conjunto con Corfo, y rediseñaron estos nuevos protectores logrando reducir el tiempo de impresión a tres horas, y se reemplazó el uso de elástico y esponja por un cintillo plástico de mayor vida útil.
Ya aprobaron la etapa de validación técnica e inscribieron la marca ProMaker PUCV, y comenzaron a donar escudos a instituciones públicas de salud. “Estamos en conversaciones para ctransferirlo también a otras industrias, como el retail, donde pensamos cobrar por derecho de autor y por el uso de diseño de ciertas estrategias comerciales, tipo royalty”, dice Echeverría.
“El 60% de las personas que dieron PCR positivo en Chile tuvo pérdida del olfato, versus un 30% en el caso de la fiebre”, afirma el profesor de Ingeniería de la Universidad Católica (UC), Eduardo Agosín, estableciendo una relación entre la capacidad olfativa y los contagios de Covid-19.
Agosín encabezó el desarrollo de un Kit Olfativo Rápido (KOR) que busca testear y detectar de manera rápida y masiva a pacientes, tanto sintomáticos como asintomáticos, contagiados de coronavirus.
Busca ser “un tipo de barrera sanitaria” y complementario a otros test de diagnóstico, como el examen PCR. Para eso se rocían seis fragancias sobre bandas de papel y se le pide a la persona identificar los aromas. “En caso de tener 50% o menos de aciertos, significa que la persona tiene altas probabilidades de estar contagiada”, explica el profesor.
Financiado inicialmente por el Centro de Aromas y Sabores del Dictuc, hoy el KOR está presente en distintas industrias a nivel nacional, con clientes como BHP, Copec, Metro y el Ministerio de Ciencias, quien recientemente les otorgó financiamiento por $ 220 millones a través del programa Startup Ciencia. “Con eso pensamos evolucionar a un formato autoaplicable para comenzar a trabajar en la escalabilidad”, cuenta Agosín.
En las instalaciones del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), nacido como instituto de investigación milenio en la Universidad de Chile (UCh), se desarrolló el Medical Shield Staffing, una plataforma que modifica los sistemas de turno del personal de instituciones de salud para disminuir la probabilidad de contagio entre equipos.
El proyecto encabezado por el jefe de Gestión de Operaciones y Analitycs del ISCI, Marcelo Olivares, buscó el perfil infeccioso del Covid-19, y mediante un sistema de programación dinámica, entrega una planificación mensual.
“Modificamos, por ejemplo, turnos de 1×5 y los convertimos en 2×10. Así, si alguien se contagia el primer día y debe volver a trabajar al tercer día, será poco probable que sea contagioso, y el descanso es lo suficientemente largo para que, si está contagiado y es asintomático, pueda bajar la carga infecciosa”, explica el gerente de Proyectos del ISCI, Matías Cerda.
Ahora están en un plan piloto con el Hospital San Juan de Dios y el Hospital Carlos Van Buren. “Para hospitales públicos será gratuito, y la idea es que en una etapa posterior funcione como un Software as a Service (SaaS), es decir, que las instituciones que quieran contratar este servicio deberán pagar una tarifa mensual por el uso de la plataforma”, adelanta Cerda.