Por: Martín Ayala V., Diario Financiero
El ecosistema nacional emprendedor está pasando por un buen momento en sus diferentes industrias. Una de ellas son las Edtech -firmas de tecnología para la educación- que a raíz de la crisis sanitaria tomaron un rol protagónico, impulsando que varias dieran un salto en su crecimiento.
Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corfo, señala que la pandemia confirmó su potencial y que previo a este suceso no se evidenciaba de forma tan clara. “Hoy la educación trabaja de la mano con herramientas digitales, y por ello vemos que son cada vez más los emprendimientos de este sector que incorporan tecnología a sus procesos productivos”, dice.
Este crecimiento se refleja en el programa Start-Up Chile de Corfo, cuyo portafolio cuenta con 244 Edtech que representan el 13% del total. Solo en la última generación del programa de aceleración, entraron 15 Edtech, 10 chilenas y las restantes de Argentina, Perú, España y Estados Unidos.
Entre las Edtech que registran crecimiento, se cuentan Uplanner de soluciones para la educación superior; Colegium enfocada en la digitalización de procesos y Swarmob, que busca transformar la estrategia de enseñanza a través de proyectos con enfoque en sostenibilidad.
Los ingenieros civiles industriales Ariel Gringaus y José Manuel Barros, recién egresados de la universidad en 2000, decidieron emprender. Se les ocurrió poner las calificaciones en Internet para que los profesores no perdieran tiempo en labores administrativas.
“Como se estaban digitalizando los bancos, pensamos en los colegios y así fuimos creando el libro de clases digital, enfocándonos en lo académico, pero con el tiempo fuimos generando plataformas de administración, finanzas, bibliotecas, y hoy tenemos 44 plataformas que ayudan a los colegios a dar mejor educación”, señala Gringaus.
Comenta que mientras inició su negocio, hace 20 años, optó por elegir un modelo de Software as a Service (SaaS) -software de pago por suscripción- el que no era común para la época y difícil de entender para los colegios, ya que “estaban acostumbrados a comprar activos” y pensaban que con esto los padres no irían a las reuniones.
Hoy Colegium cuenta con más de 190 trabajadores y 7 mil clientes colegios de Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Uruguay, Chile, Panamá, Costa Rica, El Salvador y España. En 2020 dieron un nuevo paso y adquirieron la startup colombiana Pencil para ampliar sus servicios a la educación preescolar.
Gringaus comenta que hasta ahora no han levantado capital -han tenido un crecimiento orgánico-, sin embargo, adelanta que están en conversaciones para su primera ronda, la que se cerraría a fines de 2021, con la que buscan seguir expandiéndose por la región y profundizar sus servicios en Brasil.
“Crecemos rápido, pero cuando pasa el tiempo es difícil mantenerse. Hoy seguimos creciendo entre 20% y 30% al año, aunque la pandemia hizo que los sistemas explotaran y tuvimos que ayudar a que los colegios siguieran funcionando pese a no tener los mismos ingresos”, dice Grinagus.
La firma fue fundada por el ingeniero civil Juan Pablo Mena en 2012. En ese tiempo trabajaba para la Universidad Adolfo Ibáñez, donde le tocó resolver problemas de optimización a través de la incorporación de algoritmos. Ahí se dio cuenta de que la tecnología era replicable en otras instituciones de educación superior, tanto técnico como profesional.
La startup desarrolló un software para procesar información con Inteligencia Artificial (IA), lo que permite a los centros educativos tomar decisiones en tiempo real, basándose en sus propios datos procesados.
“Tenemos una suite de cinco productos que permiten la planificación académica, la reserva de instalaciones en los campus, la gestión curricular para saber el aprendizaje de los alumnos, predecir el riesgo de deserción de los alumnos y una app para los estudiantes”, comenta Mena.
Cuentan con una cartera de clientes de más de 100 instituciones en diversos países de Sudamérica, Asia y Europa y sólo el 8% de las operaciones se realizan en Chile.
El modelo de negocio de uPlanner es un Software as a Service (SaaS), donde los clientes deciden qué productos activan, y se cobra un porcentaje anual por cada estudiante y módulo seleccionado.
En 2014 cerraron su primer levantamiento de capital semilla con Fundación Chile por US$ 100 mil y ese mismo año Wayra les aportó otros US$ 100 mil. También levantaron una serie A en 2018 con Sky Capital por US$ 5 millones y ahora alistan una serie B a fin de año “sobre los dos dígitos”, adelanta Mena.
A futuro buscan profundizar sus operaciones en la región, participar con universidades más pequeñas y expandirse por instituciones de educación superior de Estados Unidos. “Estamos creciendo cerca de un 50% al año y esperamos llegar a un 60% este 2021”, afirma Mena.
Dos psicólogos, Felipe Prado y Natalia Pérez, formaron en 2017 Swarmob, una plataforma de gestión de aprendizajes que ayuda a los escuelas públicas y privadas a transformar la enseñanza desde un enfoque activo, utilizando la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos en Red (ABP-R) para resolver preguntas, problemas y desafíos de impacto social y medioambiental.
La plataforma permite a profesores y estudiantes de básica y media enseñar y aprender, respectivamente, el currículum escolar mediante la creación de proyectos de impacto social y medioambiental en forma colectiva, es decir, con otros docentes y alumnos de establecimientos educacionales que participan en la red.
Antes de la pandemia, Swarmob se articulaba desde la asignatura de tecnología, pero luego pasó a segundo plano. No obstante, detectaron que había una necesidad de los colegios de generar contenido digital para sus alumnos y cambiar las formas de aprendizaje debido al nuevo escenario de educación a distancia, por lo que facilitaron que desde su plataforma los profesores de todas las asignaturas crearan contenidos.
“El desarrollo sostenible no solo se trata de naturaleza o biología, sino también de temas sociales como disminución de la pobreza o igualdad de género, por lo que se hace posible abarcar este tema desde todas las asignaturas”, explica Prado.
Hoy trabajan con 19 escuelas públicas y privadas en Chile, 8 mil estudiantes y 350 profesores. A los establecimientos les cobran suscripciones semestrales o anuales, dependiendo el caso, por cada alumno que utilice la plataforma. Este segundo semestre iniciará pilotos en Colombia y Perú con la EdTech Virgo Education, el punto de partida de su expansión por la región.
Desde marzo de 2018 a la fecha, han levantado más de US$ 164 mil en distintas líneas de Corfo y han crecido “un 140% más que el año pasado, por lo que esperamos llegar a 200% al final de este año, alcanzado los US$ 100 mil de facturación”, dice Prado.