Suele decirse que a las organizaciones de mujeres les cuesta trabajar en conjunto. Pero ese supuesto se ha visto una y otra vez refutado en la práctica, sobre todo después del estallido social y la pandemia. Un caso muy concreto lo muestra la Iniciativa “Por Todas”.
Varias mujeres que lideran organizaciones orientadas al tema género comenzaron a inicios de este año a idear cómo lograr sinergias para impulsar con más fuerza el avance de las mujeres en distintos ámbitos. En eso estaban cuando irrumpió la pandemia y las cuarentenas. La urgencia las llevó entonces a emprender el trabajo en sectores vulnerables.
“Surgió la posibilidad de trabajar con ollas comunes de La Pintana y nos dimos cuenta que hay mucho liderazgo en Chile que es invisible, que es femenino y que está en los territorios”, relata Fernanda Vicente, presidenta de Mujeres del Pacífico, quien junto a Yolanda Pizarro, directora ejecutiva de Fundación Wazú, y Rosa Madera, fundadora de Empatthy, participan en esta iniciativa que llamaron “Por Todas” y que tiene un horizonte que va mucho más allá de la urgencia del coronavirus.
Colaboran con 20 ollas comunes de La Pintana y están en proceso de sumar a organizaciones de Renca, Cerro Navia, Puente Alto y El Cajón del Maipo.
“Nos pasa como país, y esto también juntándolo con la crisis social, que tenemos una fragmentación bien profunda y nosotras estamos muy convencidas de que somos las mujeres las que podemos volver a regenerar ese tejido social, pero con un nuevo modelo de relacionamiento. Lo que buscamos es fortalecer el liderazgo que existe en torno a estas ollas comunes y que eso se transforme en distintos proyectos para la comunidad, que ellas sean agentes de cambio locales, y a la vez abrir espacios en donde se encuentren estos Chile que están tan separados, generar espacios y lenguaje común”, explica Fernanda Vicente.
Yolanda Pizarro cuenta que llegar a La Pintana no fue del todo fácil. “La confianza se va construyendo en el tiempo y ellas al principio nos veían como gente lejana que va a ofrecer algo. Pero nos unía el dolor que teníamos por lo que estaba pasando en el país, nos relacionamos en igualdad y fuimos generando ese espacio de co-creación”, señala.
“Lo queremos es que ojalá las ollas comunes dejen de existir, pero el tejido social se mantenga y que ellas logren fortalecer su autonomía económica. También estamos generando la oportunidad de que surjan pares improbables, como lo que hicimos por ejemplo entre una de las dirigentas, Carla, y Juan Sutil; ahora se relacionan directamente”, cuenta.
“Esta no es una instancia de un grupo; estamos modelando una nueva manera de relacionarnos, un modelo para escalar. Estamos creando un Modelo Por Todas, basado en pilares con evidencia y que queremos proponer para que otros también puedan usarlo”, agrega Fernanda Vicente.
Tres ejes
“Por Todas” tiene tres ejes: fortalecimiento de los liderazgos locales, giving circle o círculos de donaciones con impacto social y laboratorios vivos. Su horizonte es de mediano y largo plazo.
En el eje del liderazgo, la idea es poner a disposición nuevas herramientas, que tienen que ver con soporte emocional y algunas técnicas.
Respecto de los “giving circle”, Rosa Madera explica que es una tendencia que está creciendo muy rápido en el mundo y que vincula la filantropía -pero una que no es sólo de fortunas, sino que también de grupos que tienen intereses comunes- con inversión social o de impacto. “Lo que ha pasado con la pandemia es que muchos inversores sociales están apoyando a mujeres y niñas. Se crearon fondos feministas muy importantes que están abordando esta temática, que antes no estaba tanto. Y en nuestro caso, es eso, giving circle, más democráticos, horizontales, multifondos, que surgen de grupos de mujeres que estamos apoyando con tiempo, talento y dinero a causas femeninas”, cuenta.
“Es muy democrático porque con ellas buscamos las soluciones. Con ellas vemos qué quieren, con ellas se genera el proyecto y entre todas buscamos los fondos. Surgió algo espontáneo, pero la idea es formalizarlo mucho más”, añade.
Lo de buscar soluciones en conjunto tiene que ver con el concepto de laboratorio vivo. En La Pintana, por ejemplo, tenían el problema, y ya estaban algo resignadas, de que los niños se quedaban en casa y no podían conectarse con su escuela. Entonces, armaron una especie de ciber para que pudieran estudiar. “Los laboratorios vivos son una propuesta bastante diferenciadora y que tienen que ver con cómo desde ellas sale la solución a los problemas que tienen y cómo pares improbables las acompañen en ese camino”, señala Fernanda Vicente.
Ya existen instancias de este tipo en Europa, Colombia y Brasil.
Lo que viene ahora
“Por Todas” está iniciando la etapa dos. Están en proceso de levantar financiamiento para fortalecer el proyecto y, también, echando a andar acciones concretas en los ejes de liderazgo y de instalación de un laboratorio vivo para Chile.
“El impacto que buscamos en forma muy explícita es impulsar el desarrollo local con la mujer como protagonista y traspasar esta co-creación de abajo hacia arriba y que genere política pública desde el espacio local y con estos pares improbables participando en las soluciones”, señala Fernanda Vicente.
Este modelo surgió en el MIT y en Medellín se está usando para temas de seguridad y educación.
“También -agrega Yolanda Pizarro- queremos mostrarle a la empresa privada que invertir en mujeres tiene un tremendo retorno económico, mostrarles que las mujeres están haciendo un trabajo absolutamente racional para poder instalarse de manera horizontal en el territorio y tener las herramientas para poder autovalerse económicamente”.