Por: Ana Fernández Cuesta, directora comercial de Latam en Minsait Payments
Es un hecho que la pandemia por Covid-19 aceleró la transformación digital del mundo y la manera de hacer los negocios, modificando la forma en la que las personas se relacionan y desarrollan. En este sentido, en Chile, el sector financiero ya había hecho importantes avances antes de que se desatara la crisis sanitaria por lo que, a pesar de las medidas de restricción y confinamiento que se adoptaron, los servicios que esta industria presta pudieron continuar operativos.
En este contexto, uno de los principales cambios que se ha visto en el sector financiero es la consolidación del uso de medios de pago electrónicos, a expensas de un creciente abandono del efectivo. Desde el comienzo de la pandemia, los chilenos, ya sea por temor a contagiarse a través de los billetes, por la menor frecuencia de ir a retirar dinero en efectivo desde los cajeros o porque prefieren el uso de las tarjetas, están confiando cada vez más en las herramientas digitales para realizar sus transacciones.
Esta modificación en la conducta de los chilenos al momento de comprar, genera también una multiplicidad de efectos relacionados a los cuales habría que prestarles atención, porque abren nuevas posibilidades de innovación y desarrollo.
Según el X Informe de Tendencias de Medios de Pago realizado por Minsait Payments, en Chile los principales cambios que se registran vienen del explosivo traslado de las compras físicas hacia el comercio electrónico, del avance de las soluciones de pago móvil (que tiene al smartphone como el principal dispositivo), de la consolidación de la tarjeta como el instrumento de pago preferido y del aumento de los pagos desde cuenta.
El informe arroja que un 77% de los chilenos disminuyó el uso del efectivo, un 68% aumentó el pago desde cuenta y un 57% incrementó el pago P2P. Por su parte, el uso de las tarjetas físicas subió un 52%, las billeteras digitales un 46% y la utilización de tarjeta de prepago virtual un 49%.
A estas variaciones, y tendencias evolutivas, hay que sumarles los efectos de la apertura del mercado de la adquirencia y los avances hacia un modelo de cuatro partes que, desde el ámbito legislativo, es otro factor que está dinamizando al sector, pues permite la integración de nuevos actores al ecosistema y sus correspondientes propuestas de valor.
En este ambiente de ebullición y crecimiento, el sector de los servicios financieros en el país tiene varios desafíos que deben enfrentarse para apoyar todas estas transformaciones. En lo inmediato, las prioridades a gestionar incluyen la seguridad, la lucha contra el fraude, la competencia con Fintech y neobancos, y el cumplimiento normativo.
La crisis son procesos de cambio, y el mundo de los pagos está en el centro de la transición digital del mundo financiero. Los jugadores que aprovechen al máximo este momento intermedio con sus fórmulas, podrán generar y obtener beneficios en el mediano y largo plazo.