Por: Valentina Mora, Diario Financiero
Como muchos universitarios, mientras estudiaba economía, María “Cuky” Pérez imaginaba su empleo ideal: su sueño era trabajar en el Banco Central de Chile. Al consultarle si alguna vez se imaginó que iba ser académica en la Universidad de Washington y una de las pocas mujeres que ocupan cargos de alto nivel en Silicon Valley, su respuesta es “no, jamás”.
Pérez es economista de la Universidad Católica, PhD en Economía de la Educación de la Universidad de Stanford y lleva seis años trabajando como cientista de datos en Estados Unidos. Dice que su llegada al mundo digital “no fue algo planeado. Creía que mi sueño era ser una profesora universitaria en Estados Unidos. Llegué ahí y como al segundo año me di cuenta que no estaba muy satisfecha”.
En ese entonces, la universidad le dio la posibilidad de trabajar en un programa puntual de Airbnb, con la posibilidad de volver hasta un año después. Sin embargo, prefirió quedarse. “Me encantó altiro. En esa época Airbnb no era tan conocida, lo cual hacía que la decisión fuera riesgosa. No hubo nadie, además de mi pareja, que dijera sí, deja la academia y ándate a Airbnb. La gente no sabía lo que era. Creo que lo que más me costó fue ese temor”.
Pérez afirma que en EEUU la desigualdad de cargos entre hombres y mujeres no es menor que en países como Chile. “Se está mejorando, con muchos programas y énfasis en aumentar la representación femenina, pero no hay mayor presencia de mujeres. En una carrera de ingeniería o en cualquier startup no vas a encontrar más de un 25% de mujeres, lo cual es bastante penoso. En data science va a estar por ahí también, 25% o 30%”, dice.
De hecho, si bien ya se había acostumbrado a estar rodeada de hombres cuando estaba en la academia, al llegar a Airbnb en 2015, además de desarrollar mejor sus habilidades digitales, se dio cuenta que podía ayudar a la empresa a alcanzar una equidad de género en los puestos de trabajo.
“Cuando entré a Airbnb de 20 personas cinco éramos mujeres. Hicimos cambios básicos en cómo se contrataba, y llegamos al 50%, lo cual es visto como algo insólito en Silicon Valley”, comenta. En esa línea, la ejecutiva considera clave que las empresas adapten su forma de contratar, destacando además que la menor presencia de mujeres no pasa por un asunto de interés en áreas digitales o científicas.
“Veíamos que el porcentaje de mujeres que se estaban graduando en carreras que podrían entrar a data science era mucho más alto del que teníamos. Me tocó hablar con muchas alumnas de Stanford que estaban haciendo doctorados y muchas veces buscan algo con más significado. Entonces empezamos a humanizar un poco más el trabajo. Hay harto por hacer, pero en capacidades estamos de igual a igual”, dice.
Además de enfrentarse al desafío de la equidad de género en su área, Pérez tuvo que enfrentar el peor año de la plataforma de alojamientos turísticos particulares. La firma había iniciado el año con la meta de abrirse a bolsa en marzo de ese año, sin embargo, para esa fecha los ejecutivos estaban pensando si la empresa iba a “resistir” la crisis.
Con el foco puesto en “sacar adelante a la empresa” – en la que ya era parte del 1% más antiguo- Pérez le “sacó el jugo” a sus habilidades. “Nos preguntamos quiénes eran los que estaban viajando. Analizando datos entendimos que era gente que dejaba las ciudades en busca de naturaleza. Con el marketing de ‘lo cerca es el nuevo lejos’, Airbnb empezó a avanzar al punto que se contrataron a muchos de los que se habían ido”.
Posterior a la crisis, la empresa le dio la oportunidad de tener algunas semanas libres. Pérez confiesa que previamente ya tenía pensado hacer algo distinto y en enero de este año cerró su etapa en Airbnb y se integró como científica de datos senior a la startup canadiense Shopify, que presta soporte digital a emprendedores, tales como e-commerce, pago online y envíos en algunos países.
“Me contactó un reclutador y me dice que Shopify tomó la decisión de nunca más volver a la oficina, esa flexibilidad me llamó mucho la atención. También me llamó la atención esta idea de economía más local. Shopify es la primera startup que va en contra del monopolio de Amazon y que está tratando de ayudar a los emprendedores locales a tener presencia online y poder competir con estos marketplaces”, sostiene.
Aunque reconoce que se enfrenta a un equipo más grande, destila entusiasmo: tiene la convicción de que sus conocimientos son los del futuro.
“La pandemia aceleró muchas cosas digitalmente. Cuando toda la interacción con tus clientes es online, tienes muchos más datos. Yo creo que esto acelera la oportunidad de tener más data scientist. Me cuesta imaginar una industria que pueda sobrevivir 10 o 20 años más sin el uso de datos, sin la transformación digital”.