Por: Amanda Santillán, Diario Financiero
El Presidente de la República, Sebastián Piñera, promulgó ayer la ley que regula el teletrabajo y el trabajo a distancia en el país. La iniciativa, presentada por el Ejecutivo en 2018, enfrentó una tramitación más acelerada en el marco de las contingencias que afectaron al país desde octubre: primero, el estallido del conflicto social; y desde este mes, la propagación del coronavirus y los ajustes por cuarentena preventiva que varias empresas han tomado en las últimas semanas.
Esta nueva legislación representa un rayado de cancha para el teletrabajo, que previamente sólo contenía un artículo en el Código del Trabajo.
Ahora, la norma abarca el derecho a desconexión, fiscalización del lugar de trabajo, accidentes laborales, entre otros, como lo destacan los expertos laborales consultados por DF.
Un punto que va a generar debate, según Nancy Ibaceta, es el de los costos de operación, funcionamiento, mantenimiento y reparación de los equipos, herramientas y materiales de los trabajadores. “Evidentemente, hoy no es fácil que las empresas asuman estos costos”, señala la abogada de Deloitte acerca de la crisis que se vive por el coronavirus.
Esta es una nueva obligación, que hasta ahora no estaba quien la asumía, que establece la nueva Ley. Además, vale tanto para quienes hagan teletrabajo como trabajo a distancia.
Dichos gastos quedan a cargo del empleador, quienes tienen tres meses después de la entrada en vigencia de la norma para poder adecuarse, explica Ibaceta.
Estos costos pueden ser tanto del acceso a medios tecnológicos como al de internet, explica al abogado Jorge Arredondo. Además, los montos que pague por estos conceptos no constituirán remuneración.
“Si eventualmente yo requiero implementar algún sistema en mi computador que implique mejorar la banda ancha que tiene el internet, ese costo va a tener que ser asumido por la empresa”, explica el profesional.
La ley contempla un punto que es implementado por primera vez en Latinoamérica: el derecho a desconexión, que implica que los trabajadores estén desconectados de sus trabajos 12 horas de 24.
Desde Deloitte, la abogada laboral Nancy Ibaceta califica esta norma como “vital”.
“Es un aporte en esta emergencia y que hoy en la contingencia se hace también necesaria, porque estamos todos haciendo teletrabajo con emergencia y si no establecemos un mínimo como derecho a la desconexión -aparte del encierro que estamos viviendo- vamos a terminar todos en crisis”, opina.
Este derecho si bien es nuevo en la región, ya existe en países como Francia y Alemania y garantiza que el trabajador no esté obligado a responder durante su horario de descanso, señala Jorge Arredondo, director del grupo laboral de Albagli Zaliasnik (AZ). “Es lograr que el trabajador no esté las 24 horas conectado. No se le puede requerir sus respuestas en jornadas pasivas, en jornadas en que no se encuentra prestando servicios”, puntualiza.Comparte esta visión Luis Lizama, de Lizama & Cia, quien asegura que este derecho contempla que el trabajador “tenga asegurado descanso absoluto”.
El abogado Luis Lizama destaca el “avance” que representa la nueva legislación en materia de jornada laboral.
“Si el empleador efectúa algunas acciones o instrucciones, o sea, si comienza a efectivamente controlar al trabajador por algún medio, ese trabajador pasa de la calidad sin jornada a ser uno con jornada laboral”, detalla el profesional.
Esta es una de las mayores importancias que tiene la Ley, la “flexibilidad o libertad respecto al pacto la jornada de trabajo”, dice Ibaceta.
“Si es trabajo a distancia -como no es teletrabajo-, la Ley establece que tiene que estar regulado por una jornada ordinaria, una jornada parcial, y tiene el límite de las 45 horas de trabajo”, puntualiza la abogada. Y agrega que, cualquiera sea la modalidad, nadie puede trabajar más de diez horas al día.
Sin embargo, reconoce que será difícil para las empresas establecer un sistema de control de asistencia frente a la situación actual que se vive, norma que establece la ley.
“Si yo estoy en esta contingencia y, más encima tengo que controlar el horario, es una de las normas que puede ser compleja de implementar”, sostiene la experta de Deloitte.