Las mujeres del clan Contador que se imponen en el mundo de la reorganización

 

Por: Paula Vargas, Diario Financiero.

Probablemente nunca tuvieron dudas vocacionales. Desde muy temprana edad, tanto María José como Ignacia Contador Astrosa sabían que su camino iba por el lado del derecho. “Tenemos genética de abogados”, señalan estas hermanas que confiesan que una de sus grandes motivaciones para seguir esta carrera fueron sus referentes familiares: Nelson Contador (su padre) y Renato Astrosa (su abuelo materno).

“Hemos tenido la suerte de tener un papá que siempre ha disfrutado mucho su trabajo y que nos hizo parte de lo que hacía”, dice Ignacia, quien también reconoce que llevar el peso del apellido en el trabajo tiene sus complejidades. “Cuando el estudio lleva tu apellido tienes una carga y una motivación (a la vez) de que las decisiones que se tomen sean las correctas…”. María José coincide que efectivamente se puede sentir “una carga adicional, porque un error mío puede perjudicar no sólo a la oficina, un cliente, sino también a mi padre y por lo mismo soy muy exigente con mi trabajo y responsabilidades”.

“Los conflictos que se manejan son duros, con clientes que están en serias dificultades y hay que saber actuar rápido y sin errores...Más que un tema de género, debes tener una personalidad que soporte altos niveles de estrés”.

No es un tema de género

El estar rankeadas en el último Chambers & Partners como las únicas abogadas entre 12 destacados expertos en el área de Insolvencia y Reorganización no ha sido casualidad. María José e Ignacia comenzaron sus carreras profesionales procurando desde el segundo año de la universidad (hace 20 y 15 años respectivamente) y a ambas les tocó trabajar, incluso, con la antigua ley de Quiebras. A la fecha han representado a empresas deudoras en prácticamente todos los rubros y, aseguran que más que una industria en particular, justamente lo que más las entusiasma es la diversidad de empresas y casos que les toca atender. “Sin duda eso nos abre una experiencia más integral como abogadas”, mencionan.

El hecho de participar de una disciplina que tradicionalmente ha sido liderada por hombres no ha representado una complicación mayor para sus carreras, según comentan. “Los conflictos que se manejan son duros, te encuentras con clientes que están en serias dificultades y hay que saber actuar rápido y sin errores, porque no tienes mucho tiempo. Entonces, más que un tema de género, tienes que tener una personalidad que soporte altos niveles de estrés, ser ejecutiva y estratega, teniendo cuidado en conocer a las contrapartes y ofrecerles algo que les interese y, sin duda, a la vez asegurar la sobrevivencia de tu cliente”, explica María José.

Aunque para ambas es un orgullo haber sido destacadas en Chambers junto a otros dos abogados del estudio Nelson Contador Abogados & Consultores, entre ellos, su padre como “estrella individual” e Iván Caldery como una de las promesas del rubro; aseguran que existen muchas expertas dedicadas a la Insolvencia y al Derecho que no han tenido la visibilidad que les corresponde. “Las mujeres rankeadas en Chambers & Partners representamos sólo un 16%, quedando totalmente subrepresentadas debido a que el rubro aún está muy masculinizado. No obstante, estamos muy contentas y esperamos que este reconocimiento también sea un aporte para generar referentes y ejemplos femeninos para las nuevas generaciones”, complementa Ignacia Contador.

Desafíos

Sobre los planes para el estudio, ambas socias señalan que se van a mantener como una firma boutique y que no tienen la intención, ni pretensión, de expandirse a otras áreas. “Afortunadamente trabajamos con un tremendo equipo de profesionales y grandes personas que han hecho carrera en nuestra oficina, con los cuales tenemos planes a mediano y largo plazo para darle continuidad al estudio”, sentencian.

En relación a los desafíos regulatorios, ambas expertas apuntan a la falta de normativa para desarrollar procedimientos de reorganización de varias compañías relacionadas o que pertenecen a un holding, es decir, abarcar en un solo procedimiento una reorganización multiempresa, como la establecida en el Chapter 11 de Estados Unidos. Un tema que la última reforma a la Ley Concursal no abordó y se mantienen los procesos de reorganización paralelos, con las ineficiencias que eso implica, teniendo casos en distintos tribunales y con veedores que no coinciden, entre otros aspectos.