Por: Valentina Llompart, Diario Financiero.
Teresa Espinoza vive en la comuna de La Florida. Comenta que siempre tuvo la inquietud por reciclar, pero se enfrentó con una serie de trabas para poder gestionar sus residuos.
“Los puntos limpios son escasos y ninguno estaba cerca de mi casa, así que solo iba a veces. La municipalidad también tiene un servicio de reciclaje y sé que se usa, pero se supone que uno se inscribe por internet y van a tu casa, pero no logré entrar en el sistema, nunca me respondieron, y eso que lo intenté como tres veces”, cuenta.
Frente a esta situación e impulsada por la pandemia, decidió buscar un sistema a domicilio, y por internet llegó de casualidad a una empresa de reciclaje que llegaba hasta su comuna. “Van una vez al mes, y me avisan en la semana que pasarán el viernes. El servicio tiene un costo que lo pago a través de transferencia, y todo bien. Me simplificó mucho el reciclaje de plásticos, vidrio, papeles, empaques y cosas así”, comenta.
El reciclaje a lo largo de Chile se relaciona directamente con los recursos de cada comuna, donde las brechas en la forma en que gestiona pueden llegar a ser amplias. Según cifras de la Cámara de Diputados a 2019, un 45% de los municipios del país no tenía un servicio de reciclaje municipal.
Carolina Leitao, presidenta de la Asociación Chilena de Municipalidades (ACHM) y alcaldesa de Peñalolén, afirma que “el reciclaje, como muchos otros temas, es también una expresión clara de las desigualdades de acceso que existen en nuestro país. Las diferencias existentes entre comunas son gigantescas, y no solo en cuanto al presupuesto, sino también en temas territoriales”.
En ese sentido, explica que “no es lo mismo implementar un sistema de gestión para reciclaje en una comuna rural, donde la distancia entre las viviendas es considerable, que un sistema en una urbana, o implementar un sistema de gestión en Peñalolén o en Chiloé, considerando que la mayoría de las empresas de reciclaje están en la zona central”.
Leitao agrega que es importante también considerar las capacidades técnicas y la estructura de cada municipio, donde hay algunos que cuentan con una unidad de medio ambiente, y hay otras municipalidades que tienen desarrollada una Dirección de Medio Ambiente, con unidades especializadas y con profesionales y equipos expertos en los temas.
Frente a un sistema que opera de manera desigual en cada comuna, en varias ocasiones se ha puesto en duda cómo realmente los vecinos pueden asegurarse de que sus residuos efectivamente son reciclados, y que no van a terminar mezclados con la basura común.
Ante esto, Leitao señala que el problema ha estado en la forma en que se mira el reciclaje, ya que “reciclar no es solo poner puntos verdes. Si queremos que esto sea efectivo debemos tener una visión sistémica y generar sistemas alternativos de gestión de residuos. Esto implica diseñar modelos que se hagan cargo de la separación en origen, la recolección, traslado, acondicionamiento del material y su valorización final, y también incluir a actores como los recicladores de base”.
Además, la alcaldesa afirma que el interés de los vecinos por reciclar ha aumentado en el último tiempo, donde “hemos evidenciado una mayor demanda de la comunidad por más y mejores servicios de reciclaje, y esto es un desafío porque debemos cumplir con altas expectativas y, a la vez, es suelo fértil para generar grandes impactos”.
Sobre posibles soluciones, la alcaldesa indica que, junto con mejorar las condiciones de los sistemas de reciclaje, se deben tomar medidas en torno a la capacidad de reciclar y valorizar algunos materiales, impulsar la economía circular y desarrollar estrategias de educación ambiental para promover hábitos sostenibles.
Como una forma de ayudar a las personas en esta situación de brechas y desigualdades, empresas de reciclaje a domicilio como Midas, Rembre y Hope, han surgido como una solución frente a la necesidad de las personas de reciclar sus residuos.
Midas, foco en aparatos eléctricos
Midas fue creada hace casi 20 años, y ha ido modificando su modelo de negocio hasta operar como una empresa que recolecta, recicla y valoriza tanto a nivel de empresas como a domicilio aparatos eléctricos y electrónicos.
Daniel Saldías, director de Economía Circular en Midas, señala que la empresa, que opera con más de 600 casas en la zona norte de Santiago, tiene su planta en la comuna de Lampa, la cual funciona con energía fotovoltaica a través de paneles solares, lo que los convierte en “la primera empresa de reciclaje de residuos electrónicos del mundo con 100% energía compensada con paneles fotovoltaicos”.
A partir de los residuos que reciben, Saldías comenta que el proceso que realizan en su planta parte con clasificarlos, para luego desarmar cada uno de ellos. Luego, los metales que contienen los aparatos son integrados en un horno de fundición, donde obtienen un lingote hecho de materiales como cobre, bronce o aluminio, que comercializan a empresas.
La firma tiene planes mensuales para los domicilios, donde ellos se encargan de recoger semanalmente los residuos. Además, Saldías cuenta que comercializan kits de reciclaje para materiales como vidrio, plástico y cartón, con los cuáles “a través de un código QR, pueden ver cuál es el punto limpio que tienen más cerca de su casa, y también la idea es que se abra la posibilidad para que contraten el servicio de emprendimientos para que gestionen estos residuos”.
Sobre el impacto, Midas mensualmente logra reciclar alrededor de 2.500 toneladas de residuos, y también han trabajado de cerca con municipalidades a lo largo de Chile a través de campañas, con comunas como Valparaíso, Molina, Providencia y Pucón.
Rembre, con cobertura nacional
Rembre, fundada en 2012 por Pedro Bulnes, opera desde Antofagasta hasta la Antártica, y se dedica a la recolección, gestión y transformación en productos de residuos como cartones, papeles, plásticos, metales, vidrios, Tetra Pak, textiles, electrónicos, aceite de cocina y neumáticos.
Cuenta con nueve plantas a lo largo de todo Chile, de ellas cinco, están en la región Metropolitana, y las demás están ubicadas en las ciudades de Antofagasta, Temuco, Punta Arenas y Los Ángeles. Bulnes explica que la mayoría de las plantas reciben todos los tipos de materiales, pero también hay algunas que son específicas de un tipo de residuo, como es en el caso de los neumáticos y los textiles.
La compañía, que en 2021 recopiló 9 mil toneladas de residuos, funciona a nivel domiciliario con planes de retiro quincenales, pero también trabaja con los residuos que producen empresas y puntos limpios.
Bulnes comenta que la recepción de los residuos en las plantas, parten realizando un proceso de clasificación de cada desecho por su composición, para después procesarlo y valorizarlo a través de la creación de más de 60 productos finales distintos, que comercializan en un marketplace y en el retail. Estos incluyen sacos de boxeo, cojines, utensilios para el hogar, entre otros.
“Para crear estos productos finales, nosotros los diseñamos, desarrollamos las matrices, y trabajamos con emprendedores locales y productores industriales de cada región. Hoy, también los comercializamos en Estados Unidos, México, Colombia, Perú, Argentina y Ecuador”, dice Bulnes.
La gestión de residuos de Hope
Creada en 2013, Hope es una compañía de gestión de residuos que recolecta materiales como papel, cartón, plásticos, vidrio, envases de Tetra Pak, aceite de cocina usado, aluminio y residuos orgánicos, y que opera en la Región Metropolitana.
Además de contar con servicio de retiro programado en los domicilios de casi todas las comunas de Santiago, trabajan a nivel de empresas y comunidades como condominios y edificios.
Hernán Inssen, gerente general de Hope, cuenta que su centro de recepción y acopio de residuos, con el cual están en pleno proceso de formalización, está ubicado en la comuna de Recoleta.
Una vez recepcionados los residuos y materiales, los trasladan a empresas recuperadoras autorizadas de reciclaje. A la fecha, gestionan 100 toneladas de residuos al mes.
Inssen explica que cuando los residuos llegan a este destino final, “se transforman en nuevos productos, como en el caso del plástico que queda en formato de pellet, o en el caso de los residuos orgánicos, se utilizan para compost”.