Por: Valentina Mora, Diario Financiero
Hace unos ocho años Catalina Flores (28) se insertó en el mundo de las ciencias astronómicas sin tener muy claro de lo que se trataba y cuál sería su trabajo en el futuro. Hoy es la tercera chilena destacada con una reconocida beca internacional, y trabaja colaborando con la NASA mientras realiza un doctorado en astrofísica en la Universidad Andrés Bello (UNAB), la misma casa de estudios en la que se tituló en 2016.
Cuenta que enfrentó varias inseguridades que la llevaron a un paso de abandonar la carrera en cuarto año. “Recuerdo que me dije muchas veces, no sirvo para esto, esto no es lo mío”, reconoce Flores.
La inseguridad se fue cuando comenzó a colaborar mientras estudiaba en una investigación en supernovas -cuando muere una estrella y explota- que dirigía el actual director del doctorado que cursa.
“El proyecto se trataba de tomar imágenes en el cielo, dentro de las galaxias, y buscar dónde podría aparecer una supernova y para eso, había que comparar imágenes en distintos momentos, por ejemplo una foto de cierta región del cielo en 2014 y después en 2015”, explica.
Cuenta que mientras estudiaba vio mucha desmotivación en el camino, sobre todo de sus compañeras. “A medida que íbamos avanzando en los cursos, algunas personas reprobaban ramos, se iban de la carrera, y ahí se iba notando que siempre iban quedando más hombres que mujeres”, dice.
Desde su punto de vista, la poca representación femenina es uno de los factores clave que hicieron que sus compañeras se cuestionaran si eran aptas en ciertas materias. “No hay muchas redes de apoyo cuando uno está haciendo la carrera, es como un círculo vicioso. Como uno ve tan pocas mujeres, en los profesores por ejemplo, no se siente apoyada o representada, si hubiera una mujer para compartir algunas inquietudes probablemente sería distinto”, comenta Flores.
Hasta que surgió la oportunidad de colaborar con la NASA, no estaba segura a qué área de la astronomía se quería orientar. Sin embargo, terminó mezclando planetas que siempre le interesó, con la instrumentación -una materia más ligada a la ingeniería- sobre los instrumentos como lentes y telescopios.
Finalmente aceptó la propuesta de Eduardo Bendek, ingeniero chileno que trabaja en la NASA, para trabajar en instrumentación a distancia desde Chile.
“Estuvimos un par de meses con reuniones semanales, mandando gráficos, trabajando datos, sacando conclusiones. En algún momento saqué unos gráficos que a él le encantaron y fue como ya, sigamos. Funcionó”, cuenta Flores.
Esta colaboración- que partió en 2019- hoy es parte de su trabajo de tesis de doctorado.
“La idea es tratar de mejorar una técnica de detección de planetas que ya existe, la astrometría. Consiste en mejorar la precisión de los instrumentos para poder encontrar un planeta del tamaño de la tierra, que pueda tener características parecidas. Se puede hacer un seguimiento y estudiar si tiene atmósfera, si tiene agua en la superficie, de ahí se abre toda una rama nueva. Ese sería el objetivo final” detalla.
Recientemente se adjudicó la beca internacional Amelia Earhart Fellowship, que destaca de 30 a 35 mujeres del mundo. El premio -un poco más de $ 7 millones- lo destinará a conocer el laboratorio en Estados Unidos y a las personas con las que trabaja indirectamente en la NASA.
“La beca está orientada a destacar el trabajo de mujeres precisamente porque en ciencia o ingeniería, la gran mayoría son hombres, sean profesores, estudiantes o gente que ya está trabajando, siempre hay muy pocas mujeres”, afirma.