Por: Rocío Vargas Suárez, Diario Financiero
Conseguir trabajo sin tener algún contacto o nexo con el lugar a postular puede ser más difícil o llevar más tiempo de lo que tomaría en caso de que sí se conozca a alguien. Al menos en Chile.
Precisamente esto fue lo que motivó el estudio El valor de conocer a alguien: generador de recursos y el mercado laboral en Chile del investigador asistente del Centro de Estudios Públicos (CEP), Adolfo Fuentes.
En conversación con DF, Fuentes comentó que “en el último tiempo, el país está teniendo un debate respecto al mérito, tanto a nivel educacional como en el mercado laboral” y, en esa línea, el documento delínea “la influencia que tienen aspectos no relacionados con la iniciativa propia, como nuestras redes sociales, en la obtención de empleos y salarios”.
“Si bien la economía ha abordado la utilización de las redes personales desde una perspectiva racional, esto es, en cuanto son la solución a un problema de asimetrías de información en el mercado laboral”, apunta el texto.
Eso sí, el autor hizo hincapié en que la investigación no aborda los “pitutos”, entendidos como dar puestos de trabajo a personas que pueden no tener las aptitudes necesarias para ello, pero sí poseen los contactos correctos. Como pasa, por ejemplo, con familiares y amigos.
“El conocer a personas que puedan ayudar en determinadas tareas sí tiene una correlación con conseguir empleo y tener mayores salarios”, dijo Fuentes, y detalló que en el segundo punto se ve un efecto de hasta 18,6% de salario adicional gracias a las redes.
Especificó, además, que este aumento se ve mayoritariamente en la parte baja del decil I, y en los grupos V y IX de la población. Es decir, en los extremos.
“En las personas de muy bajos ingresos, conocer a otras que los puedan ayudar en cualquier tarea es muy valioso, lo que explicaría el efecto mayor en ese decil. Por otra parte, para aquellos en los tramos más altos, el generador de recursos –las personas conocidas que pueden ayudar a hacer cosas- puede ser más beneficioso, probablemente porque se tiene acceso a ayudas que puedan tener mayor impacto, como prestar un auto o dinero”, puntualizó el autor.
El gerente general y socio director de la consultora People&Partners, Danilo Rojic, complementó este punto y detalló qué pasa con los grupos que no se reportan beneficiados.
“En general, en los deciles intermedios no hay grandes diferencias de educación y calidad de los trabajos y por ende, de salarios. Eso lleva a que la influencia de sus redes es muy similar, no existiendo diferencias”, dijo.
La investigación destaca que los estudios sobre empleabilidad y salarios no incorporan aspectos de redes personales, lo que es un punto a considerar ya que influye en la medición de la pobreza.
Según Fuentes, “las personas de ingresos más bajos presentan menores indicadores del generador de recursos, lo que es intuitivo aunque problemático. Esto, ya que el generador ayuda a encontrar empleo y mejorar salarios”. Además, se plantea que estos vínculos ayudarían a disminuir la brecha salarial de género.
Sobre esto último, Rojic explicó que “donde más se da la diferencia es en los niveles inferiores de la población y sin estudios superiores”.
El también consultor en redes de contacto y encargado del taller Gestión de Redes de la Universidad Católica dijo que las causas principales de esto radican en: “la ‘carga’ cultural de que el hombre tiene el salario más importante y eso es difícil de derribar; la disponibilidad de la mujer para jornadas más cortas, debido al cuidado de la familia; la percepción del trabajo físico preferente para los hombres, entre otros”.