Por: Juan Pablo Silva, DF MAS.
Históricamente las donaciones a las campañas políticas las recibía y gestionaba el Servel. Para el plebiscito del 4 de septiembre, la situación será distinta: mediante un decreto supremo publicado el 22 de junio en el Diario Oficial, el Servicio Electoral estableció que los aportes “pueden ser realizados directamente por personas naturales ante las organizaciones inscritas en la forma estipulada por éstas” (con la obligación de declararlas tres días después). Así, aportantes por lado y lado llegaron a Reveniu, fintech de pagos fundada en 2019 por el periodista Miguel Paz.
El fundador y CEO afirma que la primera vez que participaron en recaudación electoral fue a finales de 2020, con Acción Republicana, a quienes digitalizaron los aportes de sus militantes al movimiento. Cuenta que fue este mes cuando revisando los pagos de Reveniu, notó que miembros de las campañas de Apruebo y Rechazo estaban utilizando su startup para recaudar fondos. Fue el coordinador de Aprueba por Chile, Felipe Heussler, quien lo llamó para preguntarle si podían usar su plataforma para las donaciones. Lo mismo sucedió con el del Rechazo.
“Nosotros no estamos en ninguna campaña ni ningún bando. Ofrecemos una plataforma que permite a empresas y organizaciones recibir dinero. Esto simplemente es una validación del producto y el valor que le encuentran sus usuarios. Nuestra misión es democratizar el acceso a tecnología de cobro y romper con las trabas burocráticas para ayudar a compañías y organizaciones, sean del color político que sean”, afirma el periodista.
El dolor de los medios
Paz tiene experiencia en medios: trabajó en Publimetro, La Nación, fue el subdirector de El Mostrador y en 2012 fundó Poderopedia, un sitio web que mapeaba quién es quién en la política y los negocios, publicaba visualizaciones de datos, documentos y relaciones de poder. Tenía información de más de 10.000 entidades. Se amplió a Colombia y Venezuela, y hoy solo existe en este último.
Poderopedia se financiaba -entre otras formas- por asesorías a medios. En 2015 uno de sus clientes era GFR Media, de Puerto Rico. Quienes conocen esta historia cuentan que se le encargó consultoría a la firma de Paz para el desarrollo de una plataforma de datos. Esta terminó siendo Puerto Rico Decide y se utilizó para las elecciones de 2016. La idea era que se prolongara tras el periodo de sufragio, pero el sitio dejó de ser requerido, y el mandante no quedó conforme con el trabajo.
Cuenta que llevaba cinco años trabajando en Poderopedia, cuando un día tuvo que decirle a sus empleados que tenían solo tres meses de caja, y que así como iban, no sobrevivían. Era 2015 y no tenían la opción de un link para pagos recurrentes que facilitara las donaciones. Y debieron bajar la cortina.
Posterior al cierre vino la duda de la reinvención. “Había escrito sobre dueños de medios y cosas que no se acostumbran en Chile, no sé si estaban interesados en contratarme. Pero, por otro lado, estaba sobrecalificado por mi trabajo”, confiesa.
En enero de 2016 un headhunter le contó que se buscaba profesor para la City University de Nueva York. Postuló, pasó las pruebas y ese mismo año el periodista de la Universidad Arcis y de Harvard era profesor de un máster de periodismo de datos.
Tras tres años dictando cátedras en la ciudad norteamericana, decidió emprender. “Quería crear un medio en Chile”, relata. Conversó con fondos americanos, pero la idea no funcionó. El plan b era crear un sistema de pagos recurrentes que ayudara a las fundaciones y medios de comunicación en el país.
Reveniu -dice- nace de un dolor que vió en sus años de experiencia. “Incluso teniendo equipos buenos de tecnología, cuando nos poniamos a pensar en armar un sistema propio de suscripciones, membresías o donaciones, partíamos con entusiasmo pero después desistiamos por las dificultades que había”.
Entra Continuum
En julio del 2019 le escribió a Leonardo Soto y Ricardo Jara -ambos fundadores de Continuum, una consultora de inteligencia artificial-, con quienes había postulado hace unos años a un proyecto en Start-Up Chile. Les mandó información de lo que quería desarrollar y una presentación con datos del mercado: y decidieron entrar. El 30 de ese mismo mes Paz aterrizó en Chile y se juntó en las oficinas de Nueva Tajamar con sus socios.
“Para mí era muy difícil conseguir un cofundador tecnológico, no estaba muy metido en el mundo de las startups en Chile. La alternativa fue alguna empresa de tecnología con track record exitoso y demostrable, y que haya un buen fit con los socios: todos queremos hacernos millonarios, pero también hay otras cosas importantes a nivel cívico, pues queremos aportar al país”, destaca.
Ahí, la propuesta que le hicieron fue concreta: “Tú te pagas los primeros seis meses de sueldo y nosotros pagamos un CTO y alguien más del equipo”. Si la idea no funcionaba en esa mitad de año se cerraba el proyecto. En ese entonces Reveniu se llamaba Mecenas, y estaba enfocado solamente en medios de comunicación y fundaciones. Sin embargo, el fundador de Healthatom, Daniel Guajardo, les planteó: “La idea está súper buena, pero también puede servir para pymes, startups. ¿Por qué acotarlo solo a un mercado”,
Al mismo tiempo, uno de los cofundadores de Open English, Kenny Vivas, estaba postulando a un trabajo en la consultora. Soto le preguntó si no prefería ser el CTO de una startup, y éste aceptó. Al poco tiempo se sumaría como CFO Valeria Tapia, quien ya había estado en ArchDaily y Fintual.
Camello, cebra y los US$ 100 mil
Con el equipo armado, había que salir a buscar recursos. Google recién había abierto un concurso público con un premio de US$ 100 mil que por primera vez incluía a Chile y Uruguay. Buscaban potenciar iniciativas de medios. Reveniu ganó el fondo y además tuvo la oportunidad de “evangelizar en la industria de medios respecto a que está bien cobrarle a los clientes”, recuerda el CEO.
Lo primero que hicieron con ese dinero, además de mejorar el producto, fue contratar al periodista chileno experto en audiencias Nicolás Ríos. Su trabajo era hacer investigaciones de usuario y de audiencia para ciertos medios pequeños o medianos, donde se mostraba que éstos sí estaban dispuestos a cobrar. En julio del 2021 entraron otros inversionistas: Fen Ventures; el manager de Olivo Capital, Cristián Morales; el ex director de Start-Up Chile, Horacio Melo; uno de los primeros aportantes de Cornershop, Paolo Colonnello; el fundador de AgendaPro, Julio Guzmán, y Daniel Guajardo.
Desde su fundación ya han pasado cerca de US$ 2 millones por su plataforma, esperan cerrar el 2022 con más de US$ 210 mil en ventas y su modelo de negocio es cobrar un 3% por transferencia o planes estandarizados. El problema que buscan solucionar es que “cualquier persona que trabaja en algún negocio u organización que necesita recibir ingresos recurrentes pueda hacerlo en cinco minutos sin escribir ninguna línea de código, sin hacer ninguna integración y sin tener que pagar nada de antemano”.
Entre sus clientes están Interferencia, el Mostrador, las Fundaciones Sol, Niños Primeros, GreenPeace y América Transparente y Súbela Radio. Dicen tener una tasa de conversión de entre 90% y 94% y una tasa de abandono de comercios de 0,2% al mes. En mayo de este año ya habían duplicado lo vendido el 2021; sin embargo -recalca el fundador-, “nuestra tesis no es quemar plata como locos, si no que ir piano piano, y entre unicornio, camello o cebra creo que por ahora nos interesa ser uno de estos dos últimos”.