Por: Vicente Vera V., Diario Financiero
Los bancos digitales como las entidades financieras “éticas”, son una realidad en varios mercados a nivel global pero en Chile no. La historia parece cambiar. La Fundación Dinero y Conciencia y Doble Impacto, junto a Sistema B y la Fundación Avina, presentaron recientemente el diseño del primer banco ético del país y que operará de forma digital.
De acuerdo al plan, para el segundo semestre se tiene presupuestado solicitar la licencia bancaria ante la Comisión para el Mercado Financiero, esto, con el fin de estar en el mercado en 2022. Hasta la fecha han levantado inversiones de US$ 3 millones de un total de US$ 46 millones que necesitan.
Esta cifra, está considerando los requerimientos de capital que establece la nueva Ley de Bancos alineados a los estándares de Basilea III y que se comenzarán a aplicar a contar del próximo año.
Entre los grupos de inversionistas que apoyan el proyecto está Inversiones Marchigüe, sociedad de inversiones que está ligada a la familia Izquierdo Etchebarne; el grupo Binimelis Yaconi, ligado a Ana María Yaconi Santa Cruz; y por último está FIS Ameris, que es un actor destacado del ecosistema de las inversiones sustentables en Chile.
En el estudio de ingeniería también participaron los estudios de abogados Carey y Hermosilla & Compañía. Además, contaron con la asesoría de Gabor Pozsonyi, consultor europeo y ex CEO del banco húngaro Magnet Bank.
El director ejecutivo de la Fundación Dinero y Conciencia, Sebastián Cantuarias, comentó que los US$ 43 millones restantes de capital para el futuro banco “los vamos a gestionar primero en una ronda de inversión a nivel global con todos los inversionistas de impacto de Europa y Norteamérica”.
El ejecutivo señala que “hay una serie de bancos que funcionan en la lógica de la banca ética y ellos están muy interesados en invertir para que esto ocurra en Chile”.
Tras esta ronda de inversión, “vamos a invitar a participar a otros inversionistas chilenos, además de los dos family office que ya están participando en Doble Impacto, la plataforma de inversiones que está incubando las capacidades para ser banco en 2020”, sostiene Cantuarias.
Cantuarias señala que una vez teniendo las autorizaciones regulatorias “el banco sería digital, porque como parte de cero, tomaremos eso como una ventaja competitiva ya que nos permite instalarlos desde cero en la vanguardia de la tecnología, hacer más eficiente y ágiles nuestros procesos”.
Pero de manera previa, desde la plataforma Doble Impacto se están incubando las capacidades del banco, invirtiendo en las áreas de interés para lo cual cuenta como aliado a Quest Capital, firma con la cual se constituyó el primer fondo público de impacto en Chile.
El presidente de Doble Impacto y miembro del equipo que participó del diseño, Rafael Sotil, comenta que “estamos buscando hacer un banco de impacto real, que pueda jugar un rol en la sociedad, en la educación, la vivienda, el medio ambiente, por eso combinamos una visión de largo plazo en lo tecnológico con una estratégica sólida de sostenibilidad económica”, añade Rafael Sotil.
El modelo de negocio del futuro banco está inspirado en Triodos Bank, un banco europeo que se caracteriza por invertir en empresas y organizaciones con impacto positivo en las áreas de educación y cultura, desarrollo e inclusión social y medio ambiente.
Desde el interior del proyecto, aclaran que el fin es crear una sociedad más sustentable desde el punto de vista de la calidad de vida de las personas y el cuidado del planeta. Para esto, se invierte en economía real y no se especula.
Otras de las diferencias, es que la entidad promete tener una gran participación de mujeres en puestos claves de la corporación, algo que dista mucho de la situación de los bancos actuales en materia de género en la alta administración.
En esa línea, la economista y directora de la Fundación Dinero y Conciencia, Amaia Redondo dice que “una de las características de este diseño es que entendemos que la mujer y lo femenino tiene que jugar un rol clave en la construcción de una nueva economía”.
Todo parece apuntar que la apuesta es grande. El banco tiene proyectado entregar una rentabilidad sobre el capital de entre 7% y 10% y tendrá una política de dividendos que entrega rentabilidad sin perder el propósito del banco que es generar impacto positivo. La cartera de préstamos esperada al 2030 es de más de US$ 1.000 millones. Estiman contar con un equipo de 300 personas en 10 años.
El plan es que en 2022 el banco esté funcionando en el segmento empresas y en 2027 en personas. “Pensamos que es clave crear un banco para transformar el sistema financiero por dentro. Si un banco puede trabajar de otra manera, todo la economía puede cambiar. El banco nos da una profundidad de mercado que nos va a permitir generar impacto relevante en los desafíos estructurales de nuestra sociedad, en las áreas de educación, vivienda social, transporte, economía circular, entre otros”, sostiene Cantuarias.
Pero el negocio del futuro banco, que aún no ha definido un nombre, no sólo mira a Chile sino que tiene una visión regional. Cantuarias detalla que trabajarán en cuatro mercados. Uno es la Amazonía con sede en Sao Paulo. El segundo es el Caribe manejado desde Bogotá. El tercero es el Pacífico Sur dirigido desde Santiago y el cuarto es el Río de la Plata con sede en Montevideo.
Explica que “ya estamos operando para el Pacífico Sur y llevamos tres años generando condiciones en los otros mercados, con ese trabajo ya en su fase final esperamos empezar a operar primero en el Río de Plata y luego Amazonia y el Caribe. Todo en 2020”.