Por: Eduardo Bitran, presidente Club de Innovación, Académico Universidad Adolfo Ibáñez
La innovación empresarial en la era de la cuarta revolución industrial está determinada por la ubicuidad digital, que acelera la convergencia entre el mundo físico y virtual. La ciencia de datos, unida al internet de las cosas genera la posibilidad de transformar los negocios a una velocidad nunca antes vista. El tema fundamental es cómo las grandes empresas pueden incorporarse a esta revolución tecnológica.
Tanto Forbes y Harvard Business Review coinciden en recientes ediciones, que el desafío para las empresas no es la tecnología, es la cultura. La Transformación Digital, no es sinónimo de Digitalización de Procesos, se trata de cambios profundos en la propuesta de valor a los clientes, innovación en los modelos de negocios habilitados por la tecnología.
En el caso de Chile, el Club de Innovación, institución que desde el 2004 promueve la innovación corporativa, identificó diversos obstáculos para la innovación y la transformación digital en el sector corporativo. Dentro de dichos factores, destaca la existencia de; una cultura organizacional demasiado orientada a la eficiencia operacional y a los resultados de corto plazo; una organización demasiado jerárquica; toma de decisiones excesivamente centralizada; y una subordinación poco crítica, orientada al cumplimiento de normas.
También así, se aprecian organizaciones como un conjunto de silos con cultura territorial, con un marcado individualismo y competencia excesiva; carencia de incentivos y recursos asignados para innovación y baja tolerancia al fracaso, y falta de visión transformadora del liderazgo. Aún cuando existe convicción de la alta gerencia, de la urgencia de innovar, permanecen barreras de capital social, que limitan la colaboración, factor clave para innovar.
Los obstáculos culturales a la innovación corporativa en Chile y el mundo, coexisten con la con la emergencia de startups digitales que crecen exponencialmente, es así como se han generado, en pocos años casi 400 Unicornios, startups que en menos de 5 años se valorizan en más de mil millones de dólares, fenómeno nuevo que está directamente asociado a la ubicuidad digital y la explosión de servicios basado en plataformas digitales.
El valor total de estos unicornios es superior a 1,1 trillones de dólares. En muchos casos estas plataformas digitales desafían a los incumbentes, ya que gracias a las externalidades de redes generan posiciones dominantes y barreras de entrada, que amenaza con excluir de los negocios del futuro a los líderes actuales y del pasado.
Surge la pregunta de si el mundo corporativo puede aprender de los startups digitales.
Quizá el aporte más significativo provenga de un desarrollo de los últimos diez años, que empieza a tomar fuerza en los últimos cinco, se trata de la metodología Lean Startup.
El enfoque tradicional para los startups digitales desde que aparece la internet, es construir un elaborado plan de negocios, invertir en el desarrollo tecnológico y en marketing, cantidades importantes de recursos, financiados levantando capital de fondos de capital de riesgo.
Este enfoque lleva a hundir importantes recursos antes de tener validada la propuesta de valor. También condujo a la creación de los primeros Unicornios, pero con una elevadísima tasa de fracasos, haciendo el negocio de startups tecnológicos altamente riesgoso. El enfoque de lean startup, en cambio, en palabras de Steve Blank, favorece la experimentación por sobre la elaborada planificación, diseño iterativo por sobre el “gran diseño desde la partida”, “retroalimentación de los clientes sobre la intuición”, y agregaría dejar que los datos hablen por ejemplo aplicando testeo A/B, desafiando la preconcepciones. Este enfoque para generar negocios escalables a través de la experimentación y aprendizaje rápido permiten validar o rechazar las hipótesis innovadoras, con un Mínimo Producto Viable (MPV) que rápidamente se testea con un grupo seleccionado de clientes potenciales, iniciando un proceso de aprendizaje e iteraciones, que debe llevar a descartar rápidamente y a bajo costo las ideas que no se validan. Evitando establecer compromisos de recursos significativos a proyectos cuyos fundamentos de creación de valor no están validados. La revolución digital reduce dramáticamente el costo de experimentación, con lo cual esta metodología se hace factible a escala masiva.
Un reciente estudio del NBER*, por primera vez permite testear con datos empíricos la validez de las implicancias de esta metodología. Se trata de un panel de 35 mil startups globales que se evalúan en un periodo de ocho años. El número de startups que sigue este enfoque al comienzo del periodo es bajo, solo 7,6%, pero más que se duplica en ocho años. Se prueba la hipótesis que los startups que siguen la metodología fracasan y escalan más rápido, evitando comprometer significativos recursos en iniciativas sin destino y escalan y se enfocan en crecer rápido cuando luego de algunas iteraciones se ha validado la propuesta de valor. El estudio concluye que una estrategia basada en experimentación repetida genera mejor desempeño. La pregunta relevante para el ámbito corporativo es qué tipo de organización está mejor preparada para implementar este enfoque y enfrentar los desafíos de transformación digital. ¿Cómo estos enfoques se pueden incorporar en la innovación corporativa?
En este contexto surge el Corporate Venturing (CV), entendido como un proceso sistemático de vinculación entre grandes empresas y startups con el fin de acelerar la innovación en las primeras y acceder a recursos, mercados y reconocimiento por las segundas. La vinculación puede tener diferentes niveles de compromiso de recursos por parte de las grandes empresas. Desde el ofrecer herramientas tecnológicas para que el startup desarrolle aplicaciones hasta la inversión de capital en el startup y la contratación de servicios.
En Chile el Corporate Venturing adquiere relevancia en los últimos tres años. Un estudio de Wayra-Prodem señala que en Chile 28 corporaciones estaban el 2018 realizando actividades de CV, posicionándonos en el segundo lugar de América Latina, solo después de Brasil. Aún cuando inicialmente muchas de estas iniciativas en el nivel corporativo tenían como objetivo posicionamiento de imagen e impacto en cultura, se observa una incipiente sofisticación del mecanismo, avanzando a la generación de innovación abierta que permiten resolver desafíos del negocio así como expandir y sofisticar los negocios actuales.
Cual debe ser la vinculación entre la corporación y el startup es un tema crucial a resolver. La adquisición como un M&A tradicional no es conveniente, ya que se inhibe el ímpetu de crecimiento de la startup; una inversión minoritaria con contratación de servicios innovadores es una alternativa más adecuada, pero como se estimula el poder influir en las prácticas de la corporación, si se trata de dos entidades diferentes con intereses distintos. ¿Cómo se innova en la forma contractual, avanzando a contratos relacionales, más flexibles imbuidos de la metodología lean startup? Todos temas que aún no tienen conclusiones definitivas. Como se puede estructurar esta metodología de vinculación es un proceso sistemático.
Una tendencia que aún no llega a Chile, es el establecimiento de “company builders” con apoyo de grandes corporaciones, en que estas ofrecen plataformas que permiten a los startups innovar en aplicaciones diversas. Los “company builders aplican la metodología Lean startup para experimentar hasta validar el modelo de negocio con los clientes potenciales y entonces invertir capital de riesgo para crecer rápidamente.
La innovación abierta en el sector corporativo a través del Corporate Venturing, es un tema de la mayor relevancia para abordar los desafíos de la transformación digital en el sector empresarial. Es por ello que desde el Club de Innovación y durante nuestro próximo el CEO Meeting 2019 nos enfocaremos en estas nuevas metodologías que deben ser adoptadas por el sector corporativo para aumentar la posibilidad de aprovechar la revolución digital para obtener un mejor posicionamiento estratégico en un periodo de cambios tecnológicos y de modelos de negocios que pueden ser muy disruptivos en la dinámica de la competencias en los mercados.