De manera abrupta y a raíz de la crisis sanitaria del Covid-19, varias empresas han tenido que implementar el teletrabajo como su nueva forma de operar.
Hoy, a un mes y medio desde que haya comenzado su implementación, primero de manera voluntaria como medida de sanidad y después como la regla debido a las cuarentenas en distintas comunas, el teletrabajo es una realidad para muchos.
De hecho, 95,3% de las empresas han implementado esta modalidad, según los resultados del último Estudio de Teletrabajo en la Empresa Regional, Pequeña y Mediana, de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS).
Sin embargo, el dato que más sorprende de la encuesta -que contó con la participación de aproximadamente 468 empresas y se realizó entre el 1 y 14 de abril a lo largo de todo el país- fue que un 48,6% de las compañías que han implementado el trabajo a distancia lo han hecho para la totalidad de sus colaboradores.
Una cifra que el gerente de Asuntos Corporativos de la ACHS, Gabriel Fernández, toma como un símbolo de lo que podría venir para esta modalidad de trabajo.
“Estos resultados los interpretamos como señal de que el impacto podría trascender la crisis, generando potencialmente un cambio cultural en la medida que este ‘experimento forzado tenga resultados positivos”, señala Fernández.
El coronavirus aceleró la implementación de la modalidad de teletrabajo -un 81,3% de las empresas lo hicieron como consecuencia de la pandemia-, tanto como medida para frenar el contagio como por las regulaciones de la autoridad, y obligó a buscar nuevas formas de hacer las tareas productivas, explica Fernández.
“En ese sentido, la crisis rompió la natural resistencia a los cambios tecnológicos que normalmente vemos en las empresas e instituciones”, sostiene.
Además, se le suma que -según detalla la encuesta- la mayoría de las empresas (66,1%) no tiene plazo definido de término para la modalidad de teletrabajo; mientras que 19,7% lo hizo sólo por marzo y un 14,3% durante marzo y abril.
De esta forma, el gerente no descarta que el impacto del teletrabajo puede ser más duradero y profundo, debido a la transversalidad que se ha logrado a pesar del tamaño, rubro y ubicación de las empresas. Sin embargo, advierte que debido a su implementación acelerada no hubo suficiente preparación y aún quedan desafíos pendientes por resolver.
“Tal vez el primer desafío es cómo compatibilizar y equilibrar la vida personal con las tareas de la vida profesional cuando ambas ocurren en el mismo lugar físico, tanto por el impacto desde el punto de vista práctico como por el impacto en la salud mental”, explica.
Entre los otros desafíos, Fernández menciona el cultural, ya que tanto jefaturas como colaboradores deben adaptarse y rendir frente a esta nueva estructura; seguido por los desafíos técnicos, acerca de cómo compatibilizar con los elementos de seguridad y salud ocupacional; y tener las herramientas, implementos y capacitaciones, entre otros.