DF Lab Opinión / Para innovar, primero hay que identificar el “dolor”

 

Por: Por Rodrigo Mena, fundador-gerente de desarrollo de We Techs

Chile es un país de emprendedores. Un reflejo de ello es que durante 2021 hubo un crecimiento de 44,3% en la creación de nuevas empresas, en comparación con el período anterior, según cifras del Registro de Empresas y Sociedades (RES). A nivel internacional, lideramos la lista de países OCDE con el número de nuevos dueños de compañías entre sus habitantes y con mayor porcentaje de la población participando en nuevos emprendimientos.

Esta tendencia, de tomar la gran decisión de emprender a través de la innovación, lleva a que la atención tienda a centrarse en múltiples focos, como las oportunidades, riesgos, capital inicial, inversiones, estudio de la competencia, postulaciones a subsidios y creación de un plan de negocios. Sin embargo, no podemos perder de vista la idea inicial de nuestro proyecto.

Conocer nuestras habilidades y pasiones, salir de nuestra zona de confort y establecer objetivos son la base para comenzar con esta apuesta y dar el salto. A su vez, debemos entender y analizar nuestro entorno, por eso es clave identificar aquella oportunidad o problema que requiere solución. Es en esta etapa en la que me gusta ocupar el concepto “dolor”, aquello que buscamos “sanar” o resolver.

Al tratar de entender el éxito, podemos definir dos corrientes: la primera se basa en detectar y aprovechar la oportunidad de mercado que necesita cubrirse; la segunda, se centra en esta idea de encontrar el “dolor” del usuario; eso que le quita el sueño y que no lo deja cumplir sus objetivos y propósitos. ¿Por qué? Este match de idea acompañada de “dolor” se diferencia en que va más allá de vender u ofrecer un servicio; significa aportar desde un punto de vista diferente, fomentar el cambio entregando valores y soluciones que no están disponibles en el mercado, y que nos permitan afrontar nuestro presente con miras al futuro de manera que sanemos esta dolencia.

Para innovar desde el dolor es necesario “vivir” ese dolor y experimentar en carne propia lo que el usuario siente y sufre. Ponerse en sus zapatos, empatizar con él. En mi caso, desde la propuesta de valor para enfrentar la crisis hídrica en la industria minera, es vivir lo que vive el operador, el superintendente o el gerente. Pasar hambre, frío, calor; incomodarse; ir a terreno; bajar a la cámara dónde están los tubos; sentir los motores, las válvulas y el agua; vivir la angustia de tener que disminuir la operación y, por lo tanto, los resultados por falta de agua.

Innovar entonces es abrirse a tener otra mentalidad, solucionar problemas e involucrarnos, no quedarse con “no hay nada que hacer” y empujar los cambios, para impactar positivamente y sanar los “dolores”. En esa línea, la tecnología y la innovación son dos temáticas potentes que ya han logrado concretarse en un mundo globalizado, donde se requiere contar con soluciones modernas y tomar conciencia para ir en la línea de un crecimiento con enfoque ambiental y sostenible.