Por: José Manuel Correa, director ejecutivo Endeavor Chile – Anette Krohn, gerente Endeavor Patagonia – Gonzalo Yun, Gerente Endeavor Atacama.
Gracias al trabajo en conjunto de varias organizaciones y al talento de emprendedores, la innovación y el emprendimiento son un tema cada vez más recurrente en la agenda nacional que nos ha invitado a mirar más allá y plantearnos- por qué no- el desafío de transformar a Chile en un país de emprendedores.
Si bien, a nivel Constitucional no corresponde definir acciones específicas para la promoción del emprendimiento, si incumbe acordar los principios que reconozcan y permitan el surgimiento de emprendedores y, en esa línea, se hace fundamental como punto de partida propiciar el derecho de todo individuo y organización a emprender, con foco en impulsar el desarrollo de una economía con base científica y tecnológica, cada vez más dinámica, moderna y competitiva.
Este enfoque nos permitirá multiplicar el impacto que ya estamos viendo en el ecosistema. Chile está en un punto de inflexión en términos de emprendimiento, los casos de éxito existen: NotCo, Cornershop, Kura Biotech, Colegium, Odd Industries, Bioelements, Serviall, entre otros, que están revolucionando diferentes industrias a nivel local e internacional, pero aún son necesarios muchos más.
Como estas compañías, en Chile solo el 1% corresponden a scaleups (empresas con potencial de escalamiento que crecen a tasas sobre 20% anual) y pese que aún son pocas, generaron el 40% de los nuevos empleos entre 2015 y 2018.
En esta línea, según cifras de Endeavor Chile, en un año marcado por la pandemia solo en 2020 generaron 14.923 puestos de trabajo y facturaron US$997 millones, aportando con empleos de calidad y movilizando el crecimiento del PIB en medio de la crisis económica y sanitaria.
Es decir, su impacto en la economía es gigante y puede ser aún mayor. Si aumentamos su crecimiento a través de las scaleups, tendremos la posibilidad de que en los próximos dos años ocurran más cosas increíbles que en los últimos veinte años en el mundo del emprendimiento.
Para que se cumplan las metas, también será necesario promover y generar un Estado ágil e innovador, que cuente con infraestructura, espacios y la flexibilidad necesaria para promover la creación de talento e innovación y que a su vez permita que estas ideas surjan, escalen y no se queden atascadas en el valle de la muerte.
De la mano de esto debemos avanzar hacia una mayor convergencia entre el Estado y las organizaciones públicas y privadas, universidades y aquellas que formen parte del ecosistema, para internalizar estos objetivos y construir de manera colaborativa el Chile que buscamos.
Invitamos a no desaprovechar esta oportunidad de avanzar en emprendimiento e innovación. Que no falte la mirada regional, el enfoque de género, la visión de quienes formamos parte del ecosistema, la del emprendedor que está partiendo y también la del que tiene años de experiencia ya que solo así, entre todos, podremos hacer realidad lo que hace 20 años parecía imposible: un Chile de emprendedores de alto impacto.