DF Lab Opinión/ IA y desarrollo científico: la combinación perfecta

 

Por: Paula Aguirre, académica de la UC e Investigadora Principal en el Centro Nacional de Inteligencia Artificial (CENIA).

Los rápidos avances de la IA y de sus aplicaciones se han convertido en temas de discusión recurrentes en la sociedad actual, y hay un creciente interés por conocer y aprovechar sus beneficios para la industria, el sector público, la academia, y nuestra vida cotidiana. Junto con ello, avanza también el debate sobre los potenciales riesgos y necesarias consideraciones éticas para el progreso de la IA.

Sin embargo, el desarrollo de la IA ha sido protagonizado hasta ahora por las potencias económicas, y por gigantes de la industria tecnológica como Google, Amazon, Microsoft, Meta y OpenAI, entre otros. Para que Chile y nuestros vecinos logremos ser actores relevantes de esta revolución, es necesario comprender primero nuestra posición en el contexto mundial y regional de la IA, y sobre todo, cuáles son aquellos espacios y temas claves donde enfocar esfuerzos y recursos para un máximo retorno.

Hace algunas semanas, conocimos la primera edición del Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA), impulsado por el Centro Nacional de Inteligencia Artificial. Este estudio muestra que, si bien la brecha con el norte global es tremenda, Chile lidera a nivel regional en cuanto a infraestructura, investigación y gobernanza de la IA, y tiene desafíos importantes en términos de desarrollo, innovación y patentamiento. Además de un exhaustivo diagnóstico del estado de la IA en Latinoamérica, el ILIA plantea también una mirada de futuro, que nos llama a construir un ecosistema de IA anclado en las características particulares de nuestra región, que constituya un real motor de desarrollo económico, bienestar social, y generación de conocimiento.

Quisiera detenerme en este último punto: Latinoamérica, y en particular Chile, albergan una variedad de “laboratorios naturales” para el desarrollo de investigación básica y aplicada esencial para el avance del saber humano, como por ejemplo la diversidad de ecosistemas desde el Amazonas a las regiones subantárticas, los sitios de grandes observatorios astronómicos en el norte de Chile, el entorno geotectónico de los Andes, y los ambientes extremos de Atacama y la Antártica. ¿Qué pasaría si combinamos nuestras ventajas comparativas naturales, con el potencial de la IA para el trabajo científico?

Por una parte, tenemos la posibilidad de generar enormes y complejos conjuntos de datos relativos a sistemas físicos y biológicos únicos en el planeta, y por otra, podemos recurrir a las últimas tecnologías de aprendizaje profundo y a grandes modelos del lenguaje como GPT para hacer sentido de estos datos, y de toda la literatura y conocimiento previo. Esto nos lleva a descubrimientos científicos que pueden materializarse por ejemplo en nuevas tecnologías para la agricultura y gestión de recursos naturales, para la mitigación del riesgo ante amenazas naturales (sismos, volcanes, aluviones, etc.), y para la prevención de enfermedades propias de nuestra región.

Como en todo ámbito de desarrollo, esto requiere de la visión estratégica, inversión, creación de capacidades y cooperación de la academia, el mundo público y privado, pero ofrece un promisorio camino para contribuir desde este rincón del mundo a la madurez y explotación de la IA.