Por: Elisa Walker, abogada y socia de Sarmiento y Walker Abogados.
En Chile hablar de Derechos Humanos tiene una carga política tan profunda que muchas veces resulta difícil ver su relación con otros aspectos, incluido el quehacer empresarial. Lo cierto es que gran parte de las labores que realizamos en el ámbito laboral, tienen vínculo directo con los derechos humanos debido al impacto que tienen en la vida de las personas.
La relación de las personas con el trabajo se transforma en un espacio fundamental para analizar si alguien es tratado con dignidad. La forma en que funciona una empresa no sólo impacta a sus trabajadores, sino también en su entorno, desde las comunidades que están alrededor de sus instalaciones, a quienes se benefician de los productos y servicios, y también el medio ambiente.
De los tres ámbitos que componen el ESG, históricamente los más desarrollados han sido los aspectos medioambientales y de gobernanza. Hasta hace algunos años, el criterio social era considerado como labores voluntarias que hacían las empresas para beneficiar a las comunidades que estaban en sus entornos. Sin embargo, los ámbitos vinculados con las personas y sus derechos quedaron un tanto olvidados y hoy es el principal desafío. Lograr que las empresas puedan dar cumplimiento de estándares de derechos humanos dentro y fuera de las compañías es lo que nos convoca.
En Chile tenemos estándares legales altos en temas laborales, pero en asuntos como trabajo forzoso, trabajo infantil, discriminación, sindicalización, entre otros, deben ser siempre revisados para cumplir con los compromisos del país con la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Diseñar procesos de due diligence, políticas y estrategias de implementación y capacitación en temas como discriminación; equidad; acoso laboral, sexual o de género; entre otros, ayuda a cumplir con estándares que cada día son más exigentes a nivel internacional.
Hoy somos testigos de cómo las empresas viven en una era de hipertransparencia a lo que deben hacer frente de manera permanente y adaptándose, no sólo a las normativas que obligan la entrega de mayor información -como es el caso de la norma Nº461 de la CMF-, sino también a los desafíos que enfrenta el mundo.
Para esto, es necesario responder con una hiperconciencia que debe ser liderada por las altas gerencias y adoptar medidas para manejar en forma adecuada temas medioambientales, de gobernanza y aspectos sociales vinculados a la empresa y derechos humanos. Esto permite que las organizaciones mejoren sustancialmente el desempeño de sus negocios y también tengan una estrategia empresarial sostenible en el tiempo.