Por: José Manuel Morales, socio fundador y CEO de Brinca.
La última publicación del Global Innovation Index ubica a Chile en el lugar 50 de las 132 economías medidas, subiendo tres posiciones respecto al año pasado. Destacamos particularmente en la dimensión de fortaleza de las instituciones, en las que nos ubicamos en el puesto 39, teniendo un buen rendimiento en indicadores como estado de derecho (25º) y las políticas y culturas emprendedoras (26º). Comparado con los últimos años existen avances interesantes desde el 2019 en producción de conocimientos, donde avanzamos del puesto 61 al puesto 54, y en la dimensión tecnología y producción creativa, donde el avance fue del puesto 66 al puesto 55 en el mismo período de tiempo.
Por otro lado, nuestros grandes cuellos de botella están en las dimensiones capital humano e investigación y desarrollo empresarial. Respecto a la primera dimensión, hay resultados preocupantes como el ratio de profesores por estudiantes en la educación secundaria (85º), la tasa de estudiantes extranjeros en la educación terciaria (97º) o el gasto en I+D en relación al PIB (74º). En cuanto a la dimensión desarrollo empresarial, vemos con preocupación la baja colaboración entre empresa y universidad en investigación y desarrollo (77º) o la importación de tecnologías de información y comunicación (86º).
Llama la atención el avance que han tenido algunas economías de la región. Perú, por ejemplo, avanzó desde el puesto 71 el 2015 al puesto 54 este 2022, logrando el primer puesto a nivel mundial en la disponibilidad de préstamos de instituciones de microfinanciación. Brasil, México y Colombia, por su parte, siguen a Chile en el ranking a nivel latinoamericano destacando en dimensiones como la sofisticación empresarial lo que da cuenta del dinamismo del sector en estas economías.
Existe un consenso en el mundo empresarial y político de que debemos avanzar hacia una economía basada en conocimiento que aumente la productividad y el valor agregado y que pueda sustentar una sociedad más inclusiva. Revisando los resultados del GII 2022 la pregunta es por dónde comenzar, qué nos va a llevar a dar un siguiente salto, en qué indicadores encontramos un Paretto para llevar a nuestra economía a un nuevo salto. Una lectura posible es que en la última década se ha fortalecido un fuerte ecosistema de innovación y emprendimiento, generando instituciones, programas y leyes de incentivo tributario que fomenten la inversión en I+D.
Ahora es el momento de que los actores públicos y privados utilicen estos canales y aumenten la intensidad de inversión y colaboración; el Estado desde las compras públicas de innovación, fomentando la iniciativa innovadora de los proveedores; las empresas fortaleciendo culturas corporativas creativas, aumentando la inversión en sus proyectos y gestionando portafolios de manera ágil. Hemos sido capaces de construir las autopistas de la innovación, necesitamos ahora de pilotos que den mayor creatividad y agilidad para dar un nuevo salto.