Por: Carolina León, Diario Financiero
Tras el estallido social de octubre de 2019, dos grupos de empresarios -agrupados en Sistema B y G100- se reunieron para cuestionar las políticas salariales de sus empresas, con el fin de aportar a la búsqueda de soluciones para las diversas demandas de la ciudadanía.
Lo que inició como una simple conversación dio origen a Desafío 10X, una iniciativa que busca inspirar a las empresas a compartir de manera más justa el valor que generan, invitándolas a mejorar los salarios de sus trabajadores.
“Vimos que con $ 500 mil líquido, que son 22UF imponibles, una familia de cinco personas sale de la línea de la pobreza. Entonces quisimos poner este ideal de que las empresas en vez de pagar el sueldo mínimo, se desafiaran y evaluaran si podrían subir los sueldos de las personas que menos ganan”, explica Soledad Lama, integrante del directorio de Desafío 10X.
Pero la instancia no se quedó allí e invitaron a las empresas a medir las brechas entre quien tiene el sueldo más bajo y quién gana más dentro de una firma y a establecer que dicha diferencia no fuera superior a 10 veces. Más de un año más tarde, más de 1.500 las empresas han adherido a uno o ambos compromisos.
“Unirse al desafío tiene un efecto tremendamente fundamental en el desarrollo del compromiso emocional de los trabajadores”, asegura el director de Gestión de Personas y Desarrollo Organizacional del Instituto IACC, Pablo Cruz, quien agrega que a raíz de la suscripción de este desafío “hoy día tenemos un índice de satisfacción en la encuesta de clima de 95,5%, una cifra impresionante”.
Al igual que IACC, Willis Towers Watson Chile (WTW) fue otra de las empresas que se sumó al desafío de establecer un salario mínimo de 22 UF, y señalaron que la adhesión a esta iniciativa mejoró el ambiente laboral de la firma.
“Una encuesta interna reciente muestra que el 94% de los colaboradores de WTW Chile recomendaría a la empresa como un buen lugar para trabajar, y el 81% comentó estar de acuerdo o muy de acuerdo con que los beneficios otorgados por nosotros satisfacen sus necesidades de bienestar”, destaca Álvaro Valentini, lead associate human resources de Willis Towers Watson.
El ejecutivo enfatiza la relevancia de que las empresas tomen conciencia de las diferencias salariales entre sus trabajadores.
“La buena gestión del talento viene de la mano de ofrecerle a cada colega una propuesta de compensaciones acorde a sus responsabilidades y que, tanto interna como externamente. sienta que esta propuesta es justa y competitiva”, agrega.
En la misma línea, el fundador y gerente comercial de Firma VB -una consultora que ayuda a empresas a ser mejores proveedores del Estado y que se sumó a ambos desafíos-, Enrique Varas, cree necesario ser consciente de las grandes brechas.
“Si tienes una diferencia de sueldos de 40 veces, genera algo interno, en el corazón de tu compañía hay una pequeña metástasis que algún día va a explotar”, explica.
La invitación de Desafío 10X también llegó al sector agrícola, y Viña San Esteban fue otra de las compañías que se sumó, aunque de manera paulatina.
“Fue un proceso progresivo, con reajustes anuales mayores para los sueldos más bajos, que en una empresa agrícola es algo más del 60% de las remuneraciones”, comenta Horacio Vicente, gerente general de Viña San Esteban.
Respecto a las motivaciones para sumarse , Vicente destaca su impacto en la economía. “Las empresas necesitan consumidores para vender sus productos: trabajadores mejor pagados hacen que el mercado crezca, ahí hay un círculo virtuoso del cual se habla poco”, dice.
Para Patricia Torres, gerente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de Natura, es clave que las firmas se sumen a estas iniciaivas. “Esto es un tema transversal y afecta a nivel mundial. Y pese a que estos asuntos tienden a ser multifactoriales, como compañías podemos aportar y empujar desde adentro hacia afuera la idea de mejorar y conseguir una sociedad con salarios justos”.