Por: Montserrat Toledo, Diario Financiero
Proporcionar apoyo económico a los más vulnerables y afectados por el coronavirus se ha convertido casi en la norma actualmente, siendo las transferencias directas de efectivo cada vez más frecuentes entre los países.
Convencidos de que apoyar a esas personas es uno de los problemas más urgentes e importantes durante la crisis, tres académicos de la Universidad de Oxford elaboraron el estudio “Uso de tecnologías digitales para reimaginar las transferencias de efectivo durante la crisis del Covid-19”.
En él plantean que las personas que necesitan más apoyo económico suelen ser las mismas que no están conectadas a la infraestructura financiera y los registros formales, por lo que los gobiernos deberían usar tecnologías para implementar y escalar nuevas transferencias de efectivo.
El modelo cuenta con el beneficio de minimizar el contacto en persona, y por ende, el riesgo de contagios, considerando que las medidas de distanciamiento social impiden a muchas personas presentarse físicamente en oficinas o bancos.
“Hasta el 1 de mayo de 2020 se calcula que habían 244 esquemas de transferencia de efectivo impulsados por el Covid, y al menos 89 países habían implementado programas que son completamente nuevos”, dice el paper, y propone a los gobiernos usar redes financieras alternativas -como dinero móvil- o mediante la participación de organizaciones comunitarias, para llegar a quienes habitualmente no cubren.
Uno de los autores del estudio es el académico de Oxford, Toby Phillips, quien explica que para identificar a estas personas, los gobiernos podrían asociarse con firmas de telecomunicaciones, o bien proporcionar la ayuda a todos quienes viven en un área determinada.
El autor y también director de Investigación y Política de Digital Pathways de Oxford explica que “en muchos países, el dinero móvil ofrece una opción sólida porque más personas tienen un teléfono móvil que una cuenta bancaria”, y agrega que “proporcionar transferencias de efectivo de esta manera puede ser mejor para los destinatarios -por el soporte instantáneo-, así como para las autoridades”.
Si bien el autor destaca que en muchos países latinoamericanos los sistemas de protección social son buenos, dice que en este contexto los gobiernos deben cuestionarse. “¿Están los sistemas existentes llegando a las personas que serán las más afectadas por la recesión económica? Si no es así, vale la pena pensar en nuevas formas de entregar efectivo”, plantea.
La jefa del magíster en Economía Aplicada del Instituto de Economía UC, Claudia Martínez, explica que en Chile el registro social de hogares es “bastante completo” y la bancarización está “muy avanzada” -en particular a través del uso de Cuenta RUT- con lo que “el espacio para estrategias de entrega de recursos a través de cuentas bancarias ya existentes es poderoso”.
Sin embargo, plantea que “en esta crisis, donde el distanciamiento social es crucial, la tecnología puede ser de gran utilidad”, y afirma que todavía existen desafíos para Chile.
“Por un lado, la crisis está cambiando rápidamente la situación socioeconómica de las familias, y el registro tiene en la actualidad el desafío de actualizarse rápidamente”, comenta, y dice que “los migrantes ilegales están fuera de este registro, en situación de alta vulnerabilidad y en general su bancarización es menor, lo que impide entregarles recursos por canales tradicionales”.
Así, plantea que si bien a través de la penetración de Cuenta RUT y red de cajas vecinas la transferencia bancaria es suficiente para la población general, “en el caso de migrantes, instrumentos financieros como tarjetas de prepago podrían ser útiles, así como datos para identificarlos a partir de los números de teléfono”.