Por: L. Mendoza y M. G. Arteaga, Diario Financiero
“La fibra óptica de las criptomonedas”, fue el comentario de uno de los espectadores de Conectados DF, con el que definió la filosofía de Buda.com.
“Exactamente”, respondió a ello Guillermo Torrealba, CEO de la plataforma, quien precisó que la empresa que fundó hace seis años es una “billetera de criptomonedas” que gestiona transacciones con bitcoin, ethereum, bitcoin cash y likecoin.
Al tratarse de una firma cuyo modelo de negocio es el “Internet del dinero”, el camino que ha debido recorrer el equipo en los países en que opera –Colombia, Perú, Argentina y Chile- no ha sido sencillo. Aun así, los hoy cerca de 35 empleados se han preparado para enfrentar las dificultades que rodean a la tecnología, para la que todavía no hay reglas claras.
“Ningún país ha sido fácil y nosotros siempre supimos que esto iba ser a así, porque el bitcoin no es una nueva tecnología para transferir datos; se trata de una nueva forma de dinero”, explicó.
Recordó el episodio que hace dos años protagonizaron, cuando los bancos decidieron cerrar sus cuentas por la supuesta peligrosidad asociada a las firmas que transan con estas divisas. El juicio sigue en curso, pero los ha llevado a definir una prioridad operativa: “la construcción de una industria de criptomonedas muy sana”.
Por ello, aceptan solo transferencias bancarias de sus clientes, a fin de evitar el riesgo de lavado de activos, y consideran que el mundo está en una etapa de transición hacia un “mundo que se mueve exclusivamente con bitcoins”. A su juicio, esta será “la evolución natural de todas las monedas nacionales”.
A la fecha, Buda tiene más de 200 mil clientes, y creció 400% con la llegada del Covid-19 y cerca de un 50% sólo en el mes del retiro del 10% de los fondos previsionales.
Así, sus planes de expansión se han acelerado y con ellos sus deseos de consolidación en la industria. “Queremos que Buda sea infraestructura; a corto y mediano plazo queremos ser una empresa que le permita a cualquier persona comprar y vender criptomonedas fácilmente con pesos chilenos”.
A largo plazo, aspiran a servir de eslabón para conectar el bitcoin con la moneda nacional, “con el propósito de que cualquier empresa financiera, fintech o persona pueda desarrollar sus propios servicios, aprovechando la tecnología de Buda”.
Eso sí, sus energías no están centradas en conquistar rápidamente más mercados de los que ya cubre. “Siempre hay planes de expansión, pero esta industria se está desarrollando tan rápido que expandirnos a otros países no es prioridad. Buda va a agregar mucho más valor si somos capaces de desarrollar otros servicios financieros sobre bitcoin”.
“Más que abrir nuevos mercados, queremos ser actores relevantes en hacer una regulación responsable y ayudar a construir servicios financieros sobre bitcoin que son mil veces mejores que la banca tradicional”.
Si bien Torrealba se define como “un enamorado u obsesionado” de las monedas digitales, tiene sus reparos respecto de algunas opciones que han surgido en el mercado.
Por ejemplo, dijo, “una criptomoneda chilena no tiene sentido en su esencia (…), porque reúne las deficiencias de una moneda local -que, en este caso, sólo sirve en nuestro país- y las deficiencias de la tecnología blockchain, que es costosa y lenta”.
Aun así, consideró que, a futuro, sí pasarán a reemplazar a las monedas nacionales “basura” en algunos países. “Eso va a demorar. El bitcoin aún no está listo para ser moneda, pero ese código va a ir mejorando; y monedas, como el chelín somalí terminarán por desaparecer”, explicó.
Ahora bien, cree que no ocurrirá lo mismo con el petro venezolano ya en circulación y que pudo haber suplantado al tan devaluado bolívar fuerte. Y es que a su juicio, “el petro no tiene futuro porque, al igual que el bolívar, su emisión es controlada por un gobierno que ha demostrado que es incapaz de controlarse al momento de imprimir”.
Y agregó: “La gracia del bitcoin es que no tiene ninguna llave para hacerlo y no es necesario confiar en nadie más”.