Por: Felipe Fontencilla, director de Acción Climática de la plataforma 2811
La reciente lanzada estrategia nacional del Litio abre nuevas discusiones a problemas históricos para nuestro país. La minería, es un importante sostén económico para Chile, representando el 14,6% del PIB, 263.000 empleos y el 63% de la exportación nacional.
Sin embargo, también representa un agravante importante a la degradación ambiental, el estrés climático, hídrico y la desigualdad social. En este contexto, la innovación social puede representar una oportunidad única para un desarrollo sostenible y justo de la nueva industria minera.
Sin duda, hay un valor estratégico del litio en su auge, porque gracias a su uso en energías renovables, ofrece nuevas oportunidades para la descarbonización, y para países como Chile, Argentina y Bolivia –donde hay mayor extracción–, una oportunidad de desarrollo económico con horizontes justos y sostenibles. Sin embargo, para que esto ocurra, es fundamental hacerse cargo de los desafíos ecológicos y sociales que esta presenta.
Ahí entra el gran poder transformador de la innovación social, cuyo enfoque es identificar desafíos, generar ideas y colaborar con diversas partes interesadas para implementar y evaluar soluciones efectivas. De esta manera, se puede trabajar de forma dinámica y colaborativa para el cambio social, construyendo soluciones colaborativas que vengan desde los territorios, para minimizar el impacto ambiental de la minería y promover el desarrollo sostenible en las comunidades afectadas.
Sin duda, la minería y la innovación social no son conceptos opuestos, sino que pueden y deben ir de la mano para lograr un desarrollo sostenible en América Latina. Por ello, las empresas mineras y los gobiernos tienen el desafío de poner a las comunidades locales al centro de la construcción de soluciones a los impactos sociales y ecológicos de la industria, asimismo tienen la oportunidad de levantar el talento local, instalar capacidades regenerativas y fomentar, a través de la innovación social y el emprendimiento, la participación activa de las comunidades y garantizar la protección de los ecosistemas y mejorar las condiciones de vida de las comunidades locales.
Es clave que la minería, la innovación y la regeneración puedan ir de la mano para lograr un desarrollo sostenible en América Latina. El trabajo colaborativo y con expertos en el área medioambiental dentro de las empresas mineras es imperativo, una necesidad para un futuro sostenible.