Por: Ignacio Canals, Fundador de Migrante y Emprendedor Endeavor
Hace un par de semanas participé con Endeavor Chile en la Fintech Week en Londres, una semana llena de aprendizajes, eventos y reuniones que me permitieron entender el valor que existe detrás de las finanzas colaborativas entre empresas, países y culturas, especialmente en Londres, de los principales hubs fintech del mundo.
¿Por qué fintech? Para muchos fintech es sólo una palabra de moda, pero quiero explicar por qué no lo es. El dinero es probablemente uno de los inventos más importante en la historia de la humanidad, no por su valor transaccional, sino que por su valor social.
El dinero permite a la sociedad organizarse para lograr objetivos colectivos previamente inimaginables. Es lo que permite a un emprendedor en EEUU diseñar un auto mientras que otro en India manufactura las piezas y un tercero en Arabia Saudita extrae petróleo con el que andará. Así, ocho billones de personas se organizan y aportan su know how en torno a un lenguaje común: el dinero.
Fintech entonces, no es más que la tecnología que permite a ese dinero llegar más lejos, a más personas, por autopistas más rápidas y a un mejor precio.
¿Por qué Londres? Londres es top tres como hub fintech mundial. Sin ir más lejos, la regulación nos permite construir un banco en pocos meses y con menos de un millón de libras. Existen plataformas que dan acceso a abrir cuentas corrientes, manejar créditos y entregar tarjetas a clientes en menos de una semana. Puedes integrar procesadores de pagos en horas y a precios muy competitivos. Además, existen cientos de fondos Venture Capital enfocados en fintech con billones de dólares disponibles. La especialización es tal que algunos sólo se enfocan en fintech lideradas por mujeres o minorías sexuales.
¿Cómo lograron esto? Con un concepto… Finanzas colaborativas. El ecosistema funciona como un rompecabezas donde cada fintech es una pieza clave. La regulación exige la colaboración y se preocupa de que actores pequeños puedan competir. Existen distintas licencias bancarias, con diferentes niveles de exigencias y burocracias. Así un banco de menor tamaño y de nicho puede ser rentable atendiendo muy bien a una comunidad pequeña.
Si Chile logra aprobar la nueva Ley Fintech tendríamos un gran avance en estas materias. Los pagos serían más rápidos, los créditos más baratos y accesibles; la información disponible sería más confiable.
Pero el éxito va a depender de la implementación. Clave será el Open Banking y el principio de proporcionalidad. Así, pequeños actores podrán competir y ampliar la oferta de los bancos en comunidades subatendidas. Tenemos la oportunidad de tomar la delantera en esta materia: hoy todavía seguimos detrás de México, Colombia y Brasil.