Por: Karen Peña, Diario Financiero
La Pintana, Cerro Navia, Lo Espejo, San Ramón, Melipilla y Paine son parte de las 52 comunas de la Región Metropolitana. Pero también, comparten una dramática etiqueta en brecha digital: integran el listado de las 23 comunas que están actualmente en situación crítica por su falta de acceso a servicios de telecomunicaciones, a pesar de ser parte de una región que ostenta altos índices de cobertura.
Esta conclusión se plantea en la “Radiografía de la brecha digital comunal en Chile”, estudio presentado en diciembre del año pasado por la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), en medio de la pandemia por el Covid-19 donde justamente estos servicios se hicieron imprescindibles.
El subsecretario de Telecomunicaciones, Francisco Moreno, explica que la ponderación de diferentes factores permitió ordenar las comunas del país y ver en qué situación están. En este caso, “se identificaron elementos similares como bajo acceso a Internet fijo, menor crecimiento de nuevas conexiones en los últimos meses, escasa competencia y pocas redes de alta velocidad”.
En los municipios se asume abandono y que sus comunas no lograrían ser rentables para las empresas. Debido a que es señalada como “zona roja”, en La Pintana aseguran que las grandes compañías de servicio de Internet y/o telecomunicaciones no invierten en la implementación de tecnologías como la fibra óptica.
Mientras, en Lo Espejo, apuntan a que la brecha digital tiene relación directa con la liquidez de las familias. La alcaldesa Javiera Reyes cuenta que han conocido únicamente un programa de alfabetización digital orientado a los vecinos, el que dejó de funcionar debido a la pandemia. A lo que se suma que solo el 41% de los hogares cuenta con un PC o notebook.
Aunque las compañías reconocen el problema, plantean matices. Para la Asociación de Empresas de Telecomunicaciones de Chile (Chile Telcos) -que agrupa a las mayores firmas en servicios de Internet, telefonía móvil y fija y de TV pagada- la brecha se disminuye con soluciones fijas y móviles y éstas últimas han acrecentado fuertemente su velocidad y capacidad en el último tiempo. Además, recalcan, hay que considerar que las comunas que tienen baja penetración de Internet, según la radiografía de la Subtel, se refieren a conexiones fijas, y no a la red móvil que no está en el estudio.
Alfie Ulloa, presidente ejecutivo de Chile Telcos, relata que el crecimiento de la demanda por accesos fijos ha sido elevado en la pandemia y la mayoría de los nuevos accesos se han ejecutado con fibra óptica hasta el hogar. Dice que este es un importante esfuerzo para acelerar la expansión de todas las empresas, incluso las con gran vocación móvil, tienen en su estrategia de crecimiento las conexiones fijas.
Desde Chile Telcos explican que desplegar redes requiere la obtención de permisos en diferentes entidades del Estado, incluyendo aquellas a nivel local, lo que ralentiza el despliegue. Según plantean, en algunos sectores, especialmente en barrios antiguos, no existe la posibilidad de hacer nuevas instalaciones como las requeridas para fibra óptica, principalmente por razones arquitectónicas. “Esas limitaciones físicas pueden hacer que no exista espacio físico para desplegar una red interna de fibra óptica en algunos edificios”, advierte Ulloa.
Para el dirigente, las soluciones están relacionadas con la inversión desplegada. El sector destina cada año unos US$ 2.500 millones a expandir y dar mantención de la red, y desde que llegó la pandemia, dice que han estado adelantando inversiones y acelerando el despliegue. De acuerdo al balance del primer trimestre 2021 de la Subtel, las conexiones de fibra óptica crecieron un 68,2% en los últimos 12 meses y ya equivalen al 44,8% de las conexiones fijas a Internet.
“Que en medio de la pandemia las conexiones fijas aumenten casi un 70%, da cuenta que el esfuerzo ha sido efectivo”, recalca Ulloa. Pero advierte: “El despliegue de redes requiere de múltiples trámites que no siempre tienen la celeridad que se necesita. Por ejemplo, algunos de ellos dependen directamente de entidades del Estado, o de las municipalidades”.
El director de Asuntos Públicos y Regulación de Movistar Chile, Fernando Saiz, destaca que junto a la compañía estadounidense de inversión KKR, crearon la empresa On-Net Fibra, la que permitirá duplicar el despliegue fibra óptica y llegar a más de 3,5 millones de hogares en los próximos 18 meses. “Este esfuerzo incluye más de 90 ciudades del país, 15 de ellas 100% fibra, e incluye comunas como Cerro Navia, que ya cuenta con el 70% de los hogares con factibilidad técnica para conectarse a la fibra óptica de Movistar”.
Sin embargo, admite que es importante avanzar en esfuerzos público-privados en tres ámbitos: facilitar los permisos y autorizaciones para el despliegue de fibra en la vía pública, acceso a edificios y condominios, y para sitios de antenas cuando se requiera; apoyar a los hogares más vulnerables a través de subsidios que permitan conectividad y acceso a dispositivos; y educar en el uso de Internet.
En Entel sostienen que “no existen zonas en las que la compañía decida no entregar un servicio” y que, pese a que la empresa no es un actor dominante en el segmento de internet fijo, fueron la primera compañía en entregar este servicio de internet inalámbrico para el hogar en La Pintana. El gerente de Regulación y Asuntos Corporativos, Manuel Araya, enfatiza que “en el caso específico de La Pintana, el despliegue de nuestro servicio de banda ancha fija inalámbrica para el hogar permitió que más de 3.000 hogares de la comuna (38,4%) pudieran estar conectados a Internet”.
Araya advierte que “no existe una única solución para un problema urgente de abordar, como es la brecha digital en sectores de baja densidad y alta vulnerabilidad económica” aunque reconoce que la iniciativa privada es muy importante. “Cuando hay desafíos relevantes en materia de conectividad es igual de importante la colaboración público privada y trabajar de cerca tanto con autoridades locales, como los municipios, que son quienes mejor conocen la realidad y necesidades en el territorio, como con autoridades de gobierno”, dice.
En esa línea, el gerente de Mercado Hogar de WOM, Rodrigo Baudrand, puntualiza que, con la entrada de la compañía al servicio de fibra óptica hogar, han inyectado mayor competencia al mercado. “Ya tenemos desplegado nuestro servicio en más de 22 comunas de la Región Metropolitana, entre ellas La Pintana, San Ramón y Cerro Navia. De hecho, nuestra presencia en ésta última asciende a un 64% y esperamos alcanzar cerca del 74% de hogares cubiertos, y en San Ramón buscamos materializar el 25% de los hogares a fines de este año”, detalla.
Mientras, desde VTR, indican que entre 2020 y 2021 han llegado a más de una decena de comunas con problemas de conectividad como Quintero, Buin, Paine. “A todas estas localidades estamos llegando con fibra óptica simétrica, lo que no solamente nos permite conectarlas, sino entregar servicios de última generación con la estabilidad y velocidades que requieren”, agregan.
En el tránsito hacia reducir la brecha digital, han surgido actores nuevos que pretenden captar a los clientes que han quedado sin el servicio por parte de las empresas tradicionales, los que han tenido a los municipios como sus principales aliados. Harry Cea, gerente comercial de Mundo, afirma que las conexiones de internet hogar crecieron en 354 mil y el 50% las aportó la firma, con el sello de llegar a comunas con brechas de conectividad como La Pintana y Cerro Navia.
La aproximación a estas comunas, dice, se ha hecho de la mano con los municipios. Paine fue una de las primeras en las que entraron y la última Melipilla. “Lo que hacemos es un mapeo en base a las estadísticas, un barrido por toda la comuna, y empezamos con el plan de construcción. Es súper asertivo, porque va calzando en las necesidades de la gente”, dice, agregando que los alcaldes son los que guían para identificar los barrios más críticos.
También se ha seguido caminos propios. En La Pintana se está desarrollando un proyecto piloto que busca implementar una “cooperativa de telecomunicaciones”. Este piloto comunal se desarrollaría en el condominio Celestin Freinet en sector El Roble (edificios), una comunidad de 120 familias inicialmente y luego se ampliaría a 350, donde se impulsará un modelo de negocios asociativo con una inyección de capital inicial para los requerimientos técnicos que permitirían entregar conectividad de calidad.
El administrador municipal de La Pintana, Jorge Córdova, señala que el proyecto de cooperativas de Internet “buscará reparar algo que ya debiese ser un derecho básico y que no ha sido prioridad porque está en manos del mercado” y añade: “Como el sistema nos discrimina, iremos en su contra proponiendo este sistema cooperativo de accesibilidad. Esto es revolucionario, por una parte, soluciona el asunto de la conectividad desde la economía social. Genera empleo, es de bajo costo, es auto gestionable y es completamente posible de implementar”, recalca.
La alcaldesa de Melipilla, Lorena Olavarría, cree que en el problema hay un “abandono” y “demasiadas excusas”. En sintonía con las nuevas tendencias, crearán un departamento de innovación y tienen en proyecto la creación de un espacio cowork que permita de alguna manera tener acceso a Internet, destinado –por ejemplo- a los microemprendedores locales. Además, están en contacto con distintos proveedores de servicios de acceso a Internet para elaborar una estrategia conjunta que les permita incrementar estas prestaciones a colegios que son administrados por la Corporación Municipal y los espacios de la municipalidad.
El subsecretario Moreno destaca que se están reuniendo con alcaldes de distintas comunas de la región, proponiendo y buscando soluciones en conjunto que permitan fomentar la inclusión digital. “Nos reunimos con la alcaldesa de La Pintana, Claudia Pizarro, así como con otras autoridades edilicias con quienes acordamos planes conjuntos para la mejora de conectividad, realizar las fiscalizaciones necesarias para asegurar un buen servicio y coordinar el despliegue de las redes de 5G”, dice.
Con la convicción de que el acceso a Internet dejó de ser un mero servicio y pasó a ser un derecho ciudadano, el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, se reunió en julio con representantes de la industria de telecomunicaciones para gestionar una alianza público privada que garantice acceso y cobertura de Internet a las zonas rojas con poca o nula conectividad en la región.
Para hacer este levantamiento, propuso en el corto plazo hacer un plan piloto para diseñar dónde y cómo intervenir, con miras a tener resultados a fines de diciembre. Además, dice, “tener ya ojalá -sino aprobada por lo menos formulada- nuestra política regional digital de aquí a fines de año también para empezar a implementarla con recursos propios y ajenos a partir de enero del próximo año”. La fórmula de Orrego es hacer un “doble click”, entrar a los barrios, identificando las trabas y quién puede dar los servicios faltantes. “Hay que exigirle mucho al sector privado, pero ellos tienen razón que lo mínimo que se pide es que el Estado se ponga de acuerdo”, reconoce. Pero asegura que está dispuesto a “aplanar todos los lomos de toro que sean necesarios en la medida que vea un compromiso del sector privado de llegar a todos los rincones de la ciudad”.
De forma preliminar, estiman que hay 174 barrios en la Región Metropolitana que no tienen cobertura, mucho menos acceso. Orrego detalla que se les ha comentado de problemas de permisos y seguridad, pero también dice no creer que la industria no llegue a todos lados solo por esos dos aspectos, sino que hay probablemente en algunos casos falta de rentabilidad.
Para las empresas socias de Chile Telcos, dice Ulloa, “no existen las llamadas zonas rojas”. A su juicio, existen zonas donde el servicio es interrumpido con frecuencia por robo o vandalismo. También, reitera, existen puntos donde los trámites y permisos municipales hacen muy lento los despliegues. Pero enfatiza: “Nada de eso implica que se deje de cubrir el área. Este es un mercado muy competitivo con más de seis empresas por servicio prestado, y siempre están buscando extender los servicios para atender a todos los clientes”.
En la ciudad de Bogotá, Colombia, se está implementando la fórmula de los denominados “proyectos de intervención barriales” que ha permitido abordar brechas digitales, pero también entregar soluciones integrales a diversos servicios demandados por comunidades vulnerables.
Medellín, en una escala mayor, apuntó a una población incluso de 300 mil habitantes que es equivalente a la población de la comuna de Valparaíso en Chile. La propuesta se impulsó en lugares donde previamente predominaba el narcotráfico y consistió en instalar lo que denominaron “bibliotecas parque” en una lógica de grandes centros culturales. Es decir, en lugares específicos se reunían bibliotecas, centros de capacitación, lugares para hacer clases, guarderías de niños, centros de wifi, entre otros servicios.
La misma idea también ha sido tomada por España en áreas residenciales de bajos ingresos, interviniendo zonas de juntas de vecinos o jardines comunitarios para dar accesibilidad a Internet. A partir de inversión privada de infraestructura para la conectividad pública, estos proyectos cuentan en sus obras paneles solares y eso ayuda además a que las cuentas de servicio eléctrico no terminen siendo una carga para los municipios.
Luis Valenzuela, director del Centro de Inteligencia Territorial de la Universidad Adolfo Ibáñez, explica que en estas intervenciones -que llevan hasta 15 años vigentes y se han perpetuado por su efectividad basada en una continua reflexión y acción territorial- se atienden temas educacionales, de cohesión social y capacitación. “Ahí se van sobreponiendo una serie de ideas e intervenciones que sirven, no solamente para entregar wifi”, dice.
Según el experto, hay una falla de mercado al final del día en el sentido que los servicios no pueden darse aún en las diversidades de condiciones territoriales. Por esto, el hecho que se presente la conectividad inmersa en -por ejemplo, un centro cultural con una biblioteca- gatilla inversión que genera más potencialidades. “Una vez que tienes toda esa infraestructura, toda esa transformación, esa inversión pública, genera que las empresas se atrevan a entrar, se comprometan y se instalen ahí”, dice.
Y aunque en Chile se ha experimentado en soluciones de este tipo, la clave es la magnitud, ya que en el país solo se ha desarrollado en pequeña escala. En el caso de Colombia -por ejemplo- se mantiene además con el tiempo una actividad importante de esas infraestructuras levantadas.