Por: Borja Larraín, académico Escuela de Administración de la Universidad Católica (UC)
El auge de emprendimientos chilenos de alto impacto tecnológico (NotCo, Cornershop y Betterfly, entre otros) lleva a buscar nuevas formas de financiamiento. Las alternativas en mercados globales son cada vez mayores, pero hay que saber encontrarlas. En Wall Street están de moda los SPACs (Special Purpose Acquisition Company), que son un cascarón vacío que vende acciones en la bolsa para después, con los fondos levantados, salir a comprar una empresa operativa. Empresas de tecnología, como autos eléctricos o viajes al espacio, han sido recientemente adquiridas por SPACs.
A pesar de la moda, los SPACs son controversiales. Para la compañía operativa que así se lista pueden ser hasta tres veces más caros que una apertura en bolsa tradicional. Los sponsors de los SPACs cobran comisiones y participaciones generosas, dado el alto riesgo involucrado y el trabajo invertido en encontrar la empresa operativa para adquirir. Además, los inversionistas finales no han tenido buenos retornos en muchos casos. ¿Pueden ser los SPACs un buen camino para llegar a la bolsa en el caso de los startups chilenos?
Una apertura en bolsa tradicional es más barata y está probablemente más al alcance de empresas como las startups chilenas. Nasdaq es el mercado bursátil más importante para empresas de tecnología en el mundo, pero también hay otros mercados que se especializan en aperturas de empresas pequeñas y de alto crecimiento, por ejemplo, Euronext Access y el Alternative Investment Market (AIM) de Londres.
He podido estudiar empresas que se abren a la bolsa en éstos y otros mercados europeos a través de un proyecto Fondecyt reciente. Son mercados muy activos, comparables en números y montos de aperturas con los de EEUU en los últimos 20 años. Los requisitos y regulación para listarse son bajos. Por ejemplo, el AIM ni siquiera exige a la empresa tres años de historia operativa antes de listarse. Una vez listada, lo que se observa es que la empresa transita desde una estrategia de exploración/innovación hacia la comercialización y un foco en rentabilidad. Una empresa como NotCo ya está viviendo esa transición antes de acceder a capital público.
También es posible pensar en el desarrollo de un mercado interno de financiamiento de startups. El capital existe, aunque las restricciones regulatorias pueden obstaculizar la incorporación de algunos inversionistas institucionales a este segmento. Pero lo más urgente para potenciar este mercado en Chile es ampliar el conocimiento de inversionistas locales sobre cómo conducir startups en su crecimiento, comercialización y transición hacia un modelo rentable de largo plazo. Más que cambios regulatorios, el verdadero cuello de botella parece estar en el expertise de esos potenciales sponsors locales. Hasta ahora muchas empresas chilenas han buscado ese expertise, y el capital asociado, en mercados globales (por ejemplo, NotCo, Cornershop).
Desarrollar una industria local de financiamiento de startups requiere capital humano (aquí el rol de las universidades es clave) y tiempo; no es algo que se solucione de un plumazo regulatorio.