Por: Pamela Cuevas Vergara, Diario Financiero
La distancia social ha sido pieza clave para reducir la probabilidad de contagios por Covid-19, por lo que el traslado de las personas hacia su trabajo conforme avanza el desconfinamiento y sube la movilidad, se vuelve todo un reto.
¿Cómo enfrentarlo? Otorgar flexibilidad en las jornadas es parte de las opciones que varias organizaciones adoptaron con el fin de evitar que sus empleados se vean expuestos a las aglomeraciones en el transporte público. Esto, como parte de un plan integral que en todos los casos incorporan una serie de otras acciones que se enmarcan en los protocolos sanitarias diseñados por la autoridad y que incluye un aforo más reducido.
“Entre las medidas preventivas recomendadas para evitar el contagio, hay dos probadamente eficaces dados los mecanismos de contagio reconocidos para este virus; una, es el uso de mascarillas y la otra, el distanciamiento físico”, señala el infectólogo de Clínica Bupa Santiago, Leonardo Siri.
Ante esto, el Gobierno y la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) anunciaron a fines de septiembre el acuerdo de incentivar el uso de horarios diferidos por parte de las empresas con el propósito de descomprimir el transporte público y la vialidad general de la ciudad. Un guante que están recogiendo las compañías.
La gestión del Ministerio de Transporte, según confirmó a DF, apunta a “aplanar” la hora punta de mayor flujo vehícular, asentada entre las 7:00 y las 9:00. El objetivo, explican, es evitar aglomeraciones principalmente en los buses, metro y trenes.
Desde la cartera mencionan las conversaciones con el Consejo de Rectores de las Universidades (Cruch) para que las casas de estudios adopten acciones en el mismo sentido, aplazando la hora de ingreso a las clases presenciales.
Los resultados, según datos de la Directorio de Transporte Público Metropolitano (DTPM), son por una parte un inédito incremento en la velocidad promedio registrada en los horarios puntas del transporte público de superficie, lo que significa “mayor eficiencia e implica una mayor oferta y por ende, una reducción de aglomeraciones”.
Y al revisar la demanda (medida por validación de la tarjeta Bip), comentan que se observa que se inicia un cambio en la distribución de estos horarios. Si bien la movilidad ha ido aumentando por la fase de desconfinamiento, aún los niveles son menores a lo registrado en 2019. (ver infografía)
Gradualidad y flexibilidad en las jornadas es parte de lo que han priorizado en las empresas con la finalidad de mantener el distanciamiento social y evitar aglomeraciones, tanto en los espacios públicos como en los lugares de trabajo.
Un ejemplo de ello es lo que ocurre en Deloitte, que hace una semana retornó al trabajo presencial con las primeras 20 personas. De acuerdo con la Directora de Culture & People de Deloitte, Francisca Olea, lo que se contempla es que el 10% de los 1.900 ajusten su horario de entrada, pero con un término formal fijado a las 17.30. Ahí “se deben retirar para que quienes quieran ir a buscar cosas a la oficina, puedan hacerlo sin encontrarse con este grupo, garantizando la seguridad de esos trabajadores y para proceder posteriormente a la sanitización de los espacios”.
Para los 1.400 trabajadores del área coporativa y administrativa del grupo Bupa -que reúne a Isapre Cruz Blanca, Integramédica y clínicas– se definió la jornada presencial de cinco horas como máximo, tomando en cuenta que eviten el uso del transporte público en los horarios punta, explica la gerenta Corporativo de Personas para Chile, Georgeanne Barceló.
Así, la franja de ingreso va desde 8.30 a 10.30, mientras que el aforo de ocupación por piso es de 25% hasta el 50% (según la etapa).
Con un esquema de jornadas en tres horarios diferentes que van desde las 7.30 a las 16.30; de las 8.30 a las 17.30 y desde las 9.30 a las 18.30, en la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) se implementó el trabajo presencial para quienes tienen que utilizar el transporte público.
El gerente de la División Seguridad y Salud Ocupacional, Andrés Herreros, relata que de los 1.186 trabajadores que se ubican en la casa central han retornado 203 personas, de las cuales un 14% prefiere el primer horario, un 19% el regular y un 2% optó por el que se inicia más tarde. El 65% restante corresponde a quienes no usan transporte público, por lo que la jornada es en horario normal.
“La efectividad de esta medida tiene relación con las otras acciones preventivas que hemos implementado como organización, ya que en su conjunto, permiten evitar contagios”, señala.
Sobre el diseño del Plan Retorno Seguro ACHS, precisa que considera cuatro fases de implementación. “Revisamos la evidencia internacional y nos apoyamos en la alianza que tenemos con nuestros asesores McKinsey, y para establecer los horarios diferidos, consideramos la realidad del transporte público en nuestro país”.
Desde hace meses en BCI han impulsado una estrategia que ahora tiene al 20% de 10.500 trabajadores trabajando con una modalidad mixta o presencial. Este se diseñó a través de un proceso de “co-construcción” con los colaboradores, que dio como resultado un plan de turnos con entrada diferidas que se franccionan cada 15 minutos partiendo desde las 8:00 hasta las 9:00 am, planificados por pisos de lunes a jueves. Los viernes la jornada se reduce en dos horas.
Evitar que el ingreso y la salida sea en los horarios peak del uso del transporte público, es parte de lo busca el programa de retorno que inició en septiembre el área corporativa de Aramark, que suma alrededor de 500 empleados.
El vicepresidente de Recursos Humanos y Asuntos Corporativos de Sudamérica de la firma, Iván Merguadich, explica que el cronograma -dividido en tres fases- implica que “una persona puede ir por cuatro o tres horas a la oficina, por ejemplo, con full flexibilidad. Damos espacio para que los equipos puedan concurrir a algunas actividades cuidando el traslado del transporte público”.
Es decir, aclara, que no sea entre las 8.30 y 9.00 para el ingreso y entre las 18.00 y 19.00 para la salida.
Para las labores operacionales esenciales -que involucra unos 19.500 empleados distribuídos en hospitales y campamentos mineros en su mayoría-, cuenta que a nivel global se aplicó el criterio de entrenar y entregar los elementos de seguridad.
Esto incluye un protocolo de uso del transporte público, dado que en algunos casos son labores que se realizan en esquemas de turnos. Ello ha resultado exitoso, por el momento. De hecho, comenta que en las operaciones que mantiene la compañía en Asia el trabajo presencial se realiza sin necesidad de medidas especiales para los horarios de las jornadas.
En particular, para los servicios que prestan en la minería, el transporte es privado con protocolos sanitarios, como el uso de láminas separadoras entre asientos, filtros de aire y mayor distanciamiento, entre otras.
A partir del 28 de septiembre, el fabricante de cervezas AB InBev retomó el trabajo en las oficinas corporativas ubicadas en la comuna de Vitacura con horarios diferidos que establecieron en una franja entre 8.30 y 10.00 para el ingreso y de 17.00 a 19.00 para la salida.
“El retorno es voluntario y con una serie de acciones para que sea una vuelta de forma segura”, señala la jefe de People Design, Macarena Capurro. A los horarios se le sumó una redistribución de los días en que se trabajará presencialmente en las oficinas: “Creamos 2 grupos, amarrillo y naranjo, el primero irá los lunes y martes; y el segundo los jueves y viernes. El miércoles es día de sanitización”.
Para la operación de la planta de Quilicura -que representa el 70% de los 600 empleados en el país- y que se ha mantenido funcionando durante toda la pandemia, la estrategia ha sido disponer de buses en dos horarios para la llegada y término de la jornada. A ello se suma “un servicio de Cabify para las personas que llegan hasta el bus en transporte público”.
La evaluación de esto ha sido satisfactoria, junto al resto de acciones implementadas al interior de la cervecera, ya que paulatinamente han ido incorporando más trabajadores a sus labores (desde la dotación mínima esencial) de la mano de un control efectivo de los casos: “Hace más de dos meses no tenemos casos”.
En fase tres están en el BICE desde la segunda semana de septiembre, lo que implica que 47% de las 1.600 que incluye banco y filiales ya concurre a sus lugares de trabajo.
La fórmula es un mix entre jornadas flexibles, que parten desde las 7.30 junto a una campaña para compartir el auto de manera “responsable” con el uso de mascarillas, describe la gerenta Corporativo de Personas y Desarrollo Humano, Ginny Walker.
En cuanto a la evaluación, también es positiva por el momento, lo que ha significado desde el 10 agosto (cuando comenzó la fase dos del retorno) se pasara del 30% del total de trabajadores en modo presencial al actual nivel. “Hoy, tenemos gente que llega desde las 7.30 de la mañana y que se van a las cuatro o 15.30. Hay otros que prefieren llegar a las 10.00 y se van a la 19.30. La clave es absoluta flexibilidad de parte nuestra”, comenta Walker.
Respecto al uso del transporte personal, precisa que se hizo un convenio para facilitar el uso de estacionamientos a un menor costo.
El balance en términos de contagios es un solo caso originado al interior de las oficinas, porque “alguien que estaba sin síntoma se presentó a trabajar y contagió a otro”.
“Jamás vamos a superar el 50% (del personal en modo presencial), porque la seguridad de nuestra gente es lo primordial, pero a propósito de los buenos resultados que tenemos en la flexibilidad, se va a mantener como un elemento relevante al interior de la dinámica del banco”, reconoce.
En suma, como destaca el infectólogo Leonardo Siri las distintas medidas adoptadas por las empresas, como la flexibilidad horaria, aforos máximos y turnos de trabajo, de la mano del uso de las mascarrillas, han demostrado ser eficaces para convivir en tiempos de pandemia.
Menos personas que comparten en espacios cerrados bien podría mantener a raya los nuevos contagios y la circulación viral.
Un caso distinto es el de Pfizer. La firma optó por no usar el transporte público, desde el inicio de las cuarentenas para sus trabajadores del laboratorio de calidad ubicado en Macul, relata la líder de Seguridad y Salud Laboral, Josephine Martin.
Actualmente, las 23 personas que operan ahí, que realizan labores esenciales, lo hacen en sus jornadas habituales de lunes viernes entre las 8:00 y las 17:00 hrs. A ellas se suma el personal del aseo con un traslado en las mismas condiciones; es decir, sin usar transporte público.
Para quienes trabajan en las oficinas corporativas, ubicadas en la comuna de Las Condes, desde septiembre se inció un regreso gradual que contempla que el 15% de los 175 empleados se integren “con la disposición de que el traslado sea en el vehículo propio o bien caminando, en el caso de que viva cerca”.
“Pfizer a nivel global, de aquí a lo que quede del año no tiene la expectativa de que vuelvan o de que se sientan obligados a venir al trabajo presencial por lo cual la flexibilidad es nuestro nuevo himno”, recalca. Esto se traduce en que el porcentaje de personas que trabaje presencial puede decidir las veces a la semana y en el horario en que asistirá a la oficina.
El aforo, en tanto, se mide a través de una herramienta de control de ingresos que consiste en que las personas deben inscribirse previamente.
“Nuestro plan de retorno no está supeditado a la vacuna, esto es muy gradual en las siguientes dos fases (25% y 45% de aforo) y de lo que estoy segura es que esas no van a tener uso de transporte público. Eso es definitivo, es un criterio”, asevera.