Un dolor de cabeza habitual para el mundo del emprendimiento está en el modelo tradicional de financiamiento. A través de la experiencia como emprendedores e inversionistas y como startup, hemos detectado lo difícil, costoso y poco inclusivo que es invertir en buenas empresas y proyectos privados.
El costo que tiene ser socio de un proyecto privado (pymes, startups y proyectos inmobiliarios, entre otros) es alto, está sometido a engorrosos trámites y una capa burocrática que es costosa e inhibe la posibilidad de llegar con la inversión a buen puerto. Por esto, es que normalmente sólo participan quienes tienen mayor capital, conocimiento y son parte de cierta red de contactos, reduciendo así el potencial de participación a unos pocos.
Si una familia o persona cuenta con capital para invertir, o incluso si es un inversionista con experiencia, las opciones tradicionales son altamente ineficientes en términos de la pérdida de rentabilidad, que se ve diluida en comisiones y fees de intermediarios que pueden ir del 40 a 60%. Gran parte de esto, por un lado, no aporta valor ni a las empresas ni a los inversionistas, impactando en que el costo de financiar proyectos sea hasta 10 veces menos eficiente que en países desarrollados. Innovación y tecnología forman un elemento clave según estudios de la OCDE (Boosting productivity and Inclusive Growth in LA, 2016).
En comparación a lo tradicional, ¿cómo logramos una conexión 10 veces más entre los buenos proyectos y los inversionistas para traspasar la creación de valor? Esta y otras preguntas son la chispa que encienden proyectos disruptivos y de innovación, que tienen el propósito de abrir el acceso a la inversión a través de la tecnología, democratizándola para que personas comunes y corrientes puedan convertirse en inversores.
Una buena manera de incorporar recursos a las empresas, que hoy tanto lo necesitan, es potenciarlas con una red robusta de inversionistas para complementar así las alternativas de financiamiento tradicional. Digitalizar el capital de las compañías, permitiendo que sus levantamientos de dinero, compra y venta de acciones se hagan de forma completamente remota, de una manera simple y segura plataformas que sean 100% digitales.
Es fundamental fortalecer las redes de colaboración con la institucionalidad correcta para generar confianza hacia esta nueva realidad. Tal como lo presentan estudios de la OCDE, estas nuevas herramientas digitales serán fundamentales para lograr un nuevo crecimiento, sustentable y con mayores oportunidades para todos.