Por: Alejandra Rivera, Diario Financiero
En 2013, el arquitecto y diseñador industrial Eugenio Grove comenzó a trabajar en temas de economía circular a la cabeza del Laboratorio de Innovación y Creatividad, LINC, de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Diego Portales (UDP). Desde ese rol, plantea que los países han equivocado el enfoque de la economía circular. Se han centrado en esconder los desechos, en lugar de reintegrarlos, cada uno, en su cadena de reciclaje.
“Hay muchos productos que son eficientes, pero no son eco eficaces. Un ejemplo son los ecoladrillos que se elaboran con botellas plásticas rellenas de plástico, pensando que esto es reutilizarlo, pero estamos escondiendo el problema. Cuando se requiera desarmar la construcción se van a encontrar con el plástico encapsulado”, dice.
Si bien este ejemplo se da a nivel de la educación escolar, advierte que también sucede en el mundo industrial. Señala que hay pinturas con poliestireno expandido o aislapol -plumavit que se usa como aislante en la construcción- que “esconde un producto tóxico, cuando la lógica es meterlo en su cadena de reciclaje”.
Advierte que hay casos en que se tritura el aislapol y se introduce en bloques de hormigón. Los fabricantes afirman “que están generando un producto ecológico, porque están reutilizando aislapol, pero no lo están reciclando, lo están escondiendo, lo están encapsulando”. En resumen, dice, “están generando un nuevo producto que puede ser eficiente para efectos térmicos, pero no es eco eficaz”.
Plantea que la economía circular debe entenderse desde el enfoque de la “ecoefectividad”, donde cada material debe reintegrarse a su ciclo, a la cadena que le corresponde, lo que se denomina “tecnoesfera”. Por ejemplo, una botella de plástico debe reincorporarse a una cadena de producción de plástico.
“Hay una empresa mexicana, Start Pet, que a partir de plástico reciclado crea una resina que puede ser reutilizada en otros productos PET. Por ejemplo, el polar está hecho con PET”, afirma Grove.
La lógica, explica, es mezclar productos que luego se puedan separar y cada uno reintegrar en su ciclo.
“Si mezclo materiales tengo que tener la solución ya diseñada para luego separarlos. Si mezclas hormigón con fierro, está comprobado que puedo moler, sacar el cemento y el fierro sale solo y cada uno lo integro en su cadena”, dice.
Grove comenta que en Chile hay buenas prácticas en economía circular, sobre todo en grandes compañías. Sin embargo, dice que la mediana empresa no lo ve como una oportunidad económica. “No tiene conciencia de que todo lo que botan, la merma, es materia prima”.
Plantea que para desarrollar un mercado local en torno a las mermas se deben crear incentivos para la industria en el ámbito de la economía circular.
“El Estado debe entender que es una oportunidad económica y sentarse a pensar si se bajan los impuestos, se integran en cadenas tributarias distintas y en cómo el país lo toma como un potencial de desarrollo industrial”, afirma.
Señala que esta merma debe aprovecharse en Chile, porque sería un error enviarla a otros países, como China, para volver a traerla con toda la huella de carbono que esto implica.