Por: Alejandra Rivera, Diario Financiero
En el mundo existen diversas metodologías que miden la innovación en las organizaciones. Una de ellas es el Índice de Cultura de Innovación (ICI), creado en 2002 por Jay Rao y Joseph Weintraub, profesores e investigadores de Babson College en Estados Unidos, que a nivel mundial aplica la empresa española InnoQuotient.
En 2006, el fundador y CEO de la consultora española DicereGlobal y experto en innovación, Fran Chuan, conoció a Jay Rao y tras unos años le propuso adaptar la metodología y llevarla a la práctica. En 2012 fundaron InnoQuotient y en 2014 debutaron con una plataforma digital para que los colaboradores de las empresas respondieran las actuales 54 preguntas del ICI en forma online.
A la fecha, la encuesta la han aplicado en 466 organizaciones y empresas de 31 países las que han respondido 72.300 personas. En Chile, se realiza hace unos cinco años en alianza con G y A Consultores, y han participado 16 empresas, razón por la cual, Chuan ha visitado en varias ocasiones el país.
El autor de libros de innovación y liderazgo como “Autenticidad” y coautor de “The Discipline & Culture of Innovation”, habló con Diario Financiero desde Barcelona por videoconferencia, sobre la encuesta ICI, la pandemia mundial y las brechas para innovar en Chile.
-Hablando de brechas, ¿hay diferencias entre las empresas de países desarrollados versus las que están en países como Chile?
-No se puede generalizar, la cultura de la organización es mucho más dependiente para innovar que el contexto. En Chile, hay empresas que son mucho más innovadoras que otras de Silicon Valley. Lo que ocurre allá -que no se da en Santiago, en Lima o Barcelona- es el acceso a capital de riesgo.
– ¿Cómo ve a Chile en comparación con el resto de la región?
-Comparativamente no están tan lejos. Nuestro diagnóstico mide seis grandes aspectos, los valores, las capacidades de innovación, las actitudes, la puesta en práctica de las creencias, el clima organizacional y los recursos -tiempo, técnicas ágiles y procesos- y luego como medimos el éxito. Chile está muy por encima en capacidades creativas, suele destacar en los valores. Sin embargo, el gap entre lo que piensan y la puesta en acción es enorme. No sé si es un tema cultural, de retribución o porque el error está muy penalizado socialmente.
-La última encuesta ICI en Chile reveló que las principales brechas de la innovación empresarial están en el liderazgo y los recursos.
-Animaría a los líderes chilenos a decir: “cómo podríamos aprovechar esta situación de confinamiento para mejorar nuestra posición”, porque dentro de seis meses o más, no todas las empresas estarán vivas, nuestros hábitos y conductas no serán los mismos. Imagínate a un líder chileno que en una videoconferencia con sus colaboradores diga “no tengo ni idea, pero juntos podemos tener una idea”. Pensamos que Steve Jobs o Elon Musk tienen las respuestas, son líderes magníficos, pero no las tienen, lo que tienen es que están llenos de muy buenas preguntas.
El resultado también habla de más recursos para innovación, pero curiosamente estos nunca son un problema, justamente en épocas de crisis es cuando más innovación se realiza. Entre 2008 y 2010 el mundo colapsó con la crisis financiera, en esos tres años nacieron Uber, Airbnb, Dropbox, Jurasity y WeWork. Cada una reinventó su sector y ninguna fue promovida por una empresa grande. En momentos de crisis, cuando hay menos recursos, es cuando la creatividad y la innovación se disparan, hay que estar atentos a las tendencias. Los recursos son fundamentales para la investigación y el desarrollo, pero no para el momento de creatividad e innovación, aquí el liderazgo es lo fundamental.
-¿Qué líderes requieren las empresas en Chile?
-Había un líder que ponía un letrero en su oficina que decía “no me traiga problemas, tráigame soluciones”, pero animaría a los líderes en Chile a colgar un letrero, no en su despacho, sino en toda la empresa, que diga “benditos los problemas, por favor, traigan todos los días al menos un problema o una necesidad”, porque la detección de problemas es normalmente individual, pero la solución innovadora, es siempre de comunidad.
-¿Cómo se puede incentivar la innovación en las empresas?
-Las grandes compañías en todo el mundo son más adversas al riesgo. Cuando pensamos en Apple, Google o Tesla, son excepciones. A las empresas en las que estoy en el directorio, les sugiero modificar el mecanismo de bonos, cómo pagamos a los ejecutivos. Si retribuyo con un alto bono por vender los productos que tenemos, difícilmente estaré estimulando la exploración de productos sustitutivos a los que ya vendemos.
-¿Usted recomienda instalar capacidades al interior de la empresa o salir a capturar innovación?
-Siempre recomiendo comenzar con recursos internos y explorando temas internos con apoyo externo, porque las herramientas de innovación son diferentes a gestionar las finanzas o el marketing. Es difícil conseguir grandes innovaciones sin hacer pequeñas primero. Hay una máxima que todo directivo que quiera innovar debiera tatuarse “piensa en grande, pero actúa en pequeño”. La innovación abierta es actuar en grande. Hay que empezar innovando en pequeño, simplificando procesos internos.
-La innovación abierta permite acelerar procesos, pero también se ha visto que grandes compañías no han podido trabajar con startups.
-Está fantástico que una empresa grande tenga una lista de necesidades que tenga que satisfacer y es maravilloso que construya ecosistemas con emprendedores externos, pero si su cultura no está preparada para interactuar con startups, difícilmente se van a entender. La ratio de fracaso haciendo esto es altísima.
Comenzamos a construir complejidad, cuando en realidad la innovación es mucha serotonina, frescura, risa, porque la única diferencia que existe entre una idea loca y una idea genial es el éxito. Empecemos con cosas simples, donde no nos importe equivocarnos, porque estamos practicando, pero ya tendremos localizados a los intraemprendedores. A ellos les pedimos que abran el segundo círculo y hasta el tercer círculo no hagan ecosistemas externos.
-¿Cómo está afectando la pandemia mundial a la innovación empresarial?
-Contactamos a casi 70 empresas -clientes, no es un estudio- de diferentes países y el 70% ha cancelado sus inversiones en innovación. Un 26% ha doblado o triplicado los esfuerzos en innovación y hay un 4% que no ha tocado nada, pero continúan lo que tenían planeado. Llevamos tres meses de confinamiento, ¿cuáles están destacando con propuestas al mercado? Ese 30% ha mejorado el Ebitda y ven el horizonte muy positivo y están compartiendo el beneficio a través de donaciones, por ejemplo, de mascarillas.
Cuando salgamos de la crisis, la realidad será diferente. Quedarse quieto no es una buena solución.
-En Chile, las startups están innovando y proponiendo soluciones para abordar la pandemia, algunas con apoyo de grandes empresas.
-No soy futurólogo, pero el home delivery va a incrementarse muchísimo. Y una expresión que escucharemos cuando se vuelva a la normalidad, es ¿cómo no se nos ocurrió a nosotros? Muchas veces recuerdo el ejemplo de las maletas con ruedas, hasta que alguien vio la estupidez humana. A veces sólo hay que mirar alrededor y anticiparnos. Y ahí son muy buenos los emprendedores, porque no tienen burocracia, la burocracia mata la innovación. Un emprendedor observa una realidad, se imagina una solución y compra de segunda mano una maleta y unas ruedas, hace un prototipo se lo enseña a sus amigos y tras la risa inicial, lo patentan. Eso en una gran empresa no ocurre, porque el proceso para que te den los recursos para industrializar ese prototipo, es tremendo.