Por: Andrew Hill, FT Español
“Casi necesitas un superhéroe de Marvel para dirigir el banco”, comentó un analista la semana pasada después de que John Flint fuera repentinamente destituido como director ejecutivo de HSBC.
El comentario hizo que me preguntara: cuando los altos ejecutivos se reúnen, ¿especulan sobre el superpoder que más les gustaría poseer? Y si los cazatalentos prepararan una lista de superhéroes para el próximo empleo corporativo importante, ¿a cuáles tratarían de tentar de abandonar la causa de salvar el mundo con la promesa de un viaje anual a Davos y un generoso plan de incentivos a largo plazo que excede los estándares?
Las habilidades intensificadas de algunos superhéroes y de algunos supervillanos provienen directamente de los manuales de liderazgo.
El inspirador Vengador Capitán América es un experto estratega militar, dotado con una extraordinaria agilidad, una cualidad codiciada por los posibles líderes corporativos. El malvado robot Ultrón cuenta con fuerza, velocidad y resistencia para superar el debilitante programa de viajes de larga distancia que, supuestamente, ayudó causar el fin de Flint de HSBC. (Ultrón también puede “hacer cálculos con velocidad y precisión sobrehumanas”, según un sitio de admiradores, lo cual podría calificarlo como candidato para la posición de director financiero si el cargo principal no está disponible).
Los directores ejecutivos siempre están recibiendo consejos simplistas para detectar los patrones en las señales débiles, por lo que los poderes de “precognición” del Hombre Araña o de Pantera Negra serían útiles. Tales características facilitarían que un nuevo director ejecutivo de HSBC monitoreara una compañía global con casi 250 mil empleados.
Cualquier director ejecutivo envidiaría la piel rocosa de La Mole como una importante defensa contra la agresividad de los volátiles mercados, sin mencionar las agudas críticas de los analistas y de los medios de comunicación. Sólo ocasionalmente, después de un trimestre particularmente mediocre, es posible que incluso quieran recurrir al característico superpoder de la Mujer Invisible o a las habilidades de cambio de forma del antihéroe Loki.
Luego tenemos los poderes superfluos. Algunas superhabilidades -estoy pensando en la capacidad del Ant-Man de comunicarse telepáticamente con los insectos o incluso en la del Hombre Araña de lanzar telarañas- son menos útiles en la reunión de estrategia semanal.
Otros poderes son extremadamente contraproducentes. Habrá momentos en los que, como jefe, podrías anhelar tener las garras retráctiles de adamantium de Wolverine, aunque solamente sea para darle algo de fuerza a tus frecuentemente ignoradas órdenes. Es posible que incluso desees “arreglar” a los colegas con el fuego infernal de una “mirada de penitencia” como la del Vengador Fantasma, quien inflige su ira contra los malvados como un ferviente oficial de cumplimiento.
Sin embargo, en la actualidad, se prefiere un estilo de administración más sutil en la sala de reuniones. El personal tal vez susurre “no te caería bien cuando está enojado”, al referirse al ambicioso y aparentemente apacible gerente, pero la búsqueda de venganza al estilo del Increíble Hulk, tiende a descalificar a los candidatos de la vía rápida al liderazgo.
En cuanto al “intelecto del nivel de un genio”, una cualidad compartida por numerosos personajes de Marvel, esto se considera más bien una desventaja para el logro de un alto cargo corporativo. El cociente emocional (CE) es tan importante como el cociente intelectual (CI) en el caso del director ejecutivo del siglo XXI.
John Cryan, el desafortunado exdirector ejecutivo de Deutsche Bank, se destacó por su “enorme cerebro” -un atributo compartido con el Vengador Iron Man-, pero el poder cerebral no pudo salvar al prestamista alemán de su difícil situación. El propio Flint era “respetado por su reservada inteligencia”, según una condenatoria nota, con un tenue elogio, de la columna Lex del Financial Times.
Seamos realistas, la mayoría de los jefes corporativos caen en la categoría de los personajes menores que figuran en el sitio web oficial de Marvel, los cuales incluyen un Administrador y a “la mujer conocida como la Tasadora”, cuyo papel, mucho menos emocionante, parece haber sido determinar el valor de los mutantes.
A ella le espera un empleo en una de las principales cuatro firmas de auditorías del mundo.
Del mismo modo, todo el mundo conoce a un director ejecutivo de larga trayectoria que ha “cumplido su deber durante milenios” como el hechicero llamado Viejo Genghis, cuya mente fue “consumida hace mucho tiempo por las fuerzas místicas”. Es para proteger contra anticuados superhéroes como él, que el código de gobernabilidad del Reino Unido sugiere un límite de nueve años para los directores antes de que ya no se les considere independientes.
Honestamente, aunque el comentario del analista (acerca de necesitar un superhéroe) fue una broma intrascendente, dice más acerca del inmanejablemente amplio alcance de algunas multinacionales modernas que acerca de la escasez de ejecutivos con las habilidades sobrehumanas para liderarlos.
La fuerza y la cohesión colectivas de todo el equipo en la cima representan el verdadero superpoder organizacional. Independientemente del título o de la posición dentro de la jerarquía nominal, los equipos se desempeñan mejor cuando el CEO busca el apoyo de los demás ejecutivos mejor equipados para enfrentar un reto en particular. El mundo fantástico de Marvel también tiene un modelo y un lema para esto: ¡Vengadores unidos!