Por: María Eugenia Piñatel, Diario Financiero
Para que una empresa forme parte del futuro deben alejarse de viejas prácticas como que la responsabilidad, el poder y la toma de decisiones se concentren en una sola persona.
Actualmente, el liderazgo horizontal y los modelos colaborativos son los que están fomentando la innovación y el desarrollo del talento en todas las industrias, evolución a la cual es fundamental ser capaz de adaptarse de manera rápida y efectiva. En ello cobrará protagonismo el desarrollo de productos y servicios, así como la creación e innovación en experiencia del cliente, transición que se centrará en una serie de puntos clave.
Al respecto, Beatriz Lineros, Coordinadora de RRHH de la consultora Randstad, señala que, uno de los cambios que enfrentarán las organizaciones es que los roles serán cambiantes. “La creciente diversidad de proyectos provocará que los grupos de profesionales sean más heterogéneos. Esto implicará que las funciones de los empleados vayan cambiando para adaptarse a las necesidades. Asimismo, la formación será constante y cada empresa estará preparada para que el aprendizaje de su talento no se estanque, y herramientas facilitadoras como el e-learning serán muy útiles para ello”.
Por otro lado, las estructuras se volverán horizontales, una tendencia que favorece la transición hacia un modelo en el cual la mayoría de los miembros puede tomar decisiones importantes de manera rápida. Por último, el desarrollo de herramientas tecnológicas permitirá que los departamentos dejen de ser sinónimo de un espacio físico y pasarán a ser unidades funcionales, cambiantes y con capacidad de trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momento”, aseguró Lineros.
La ejecutiva agrega que, en este proceso de cambio, no hay que perder de vista la cultura corporativa, ya que ésta tiene mucho que decir en cuanto a la manera de implantarlo. Si esta evolución funciona, se generarán importantes beneficios para la compañía, entre los que destacan tres, el primero es mayor facilidad para la innovación.
Frente a estas transformaciones, los verdaderos protagonistas serán las personas, quienes deberán aclimatarse a una realidad cambiante, en la que su desarrollo dependerá de sus conocimientos y habilidades, además de que tendrán que adaptarse a diferentes retos grupales.
“Y es que la realización de tareas individuales dará paso al trabajo en equipo, un escenario en el que serán igual de importantes las competencias personales que la capacidad de adaptarlas a un marco común. Además, el creciente empoderamiento del talento posibilitará a los empleados tener más responsabilidades en algunos proyectos, por lo que deberán estar preparados para esos desafíos. Así, las futuras estructuras organizativas fomentarán el intercambio de roles y el aprendizaje continuo. Esto permitirá que cada profesional tenga contacto con una multitud de áreas diferentes a la suya, lo que supondrá un enriquecimiento de sus competencias y experiencias, en definitiva, un mayor desarrollo profesional”, acotó la ejecutiva.