Puede parecer que las aplicaciones móviles han estado aquí desde siempre, pero fue en 2008 cuando se lanzaron Apple App Store y Android Play Store. Una década después, de acuerdo con la Firma de Análisis de Datos Móviles, App Annie, se espera que los consumidores gasten US$120 mil millones en tiendas de aplicaciones en 2019.
Los aplicativos permiten desarrollar un canal de comunicación y relacionamiento diferente. Un canal que resuelve las necesidades del usuario con tan solo un clic, en cualquier momento, hora y lugar. Cada vez son más las organizaciones que están desarrollando aplicativos para mejorar la fidelidad de sus clientes y el customer journey map que, a grandes rasgos, representa la manera con la que el cliente se relaciona con la marca.
“Si bien es claro que la demanda de apps, ya sean móviles o de escritorio, sigue creciendo, desarrollar este tipo de soluciones para cualquier organización no es tarea fácil”, comenta Marcelo Fondacaro, VP Global Sales Director de VeriTran. Y agrega: “Es frecuente que las compañías deleguen esta responsabilidad a los equipos de TI; sin embargo, producir softwares dentro de una corporación se ha vuelto el desafío de los últimos años, donde los proyectos se inician pero nunca se sabe cuándo terminan y los períodos de ejecución no se alinean con la dinámica de los negocios”.
Según el experto, esto impide que las empresas puedan adaptarse a la agilidad de respuesta que demandan los usuarios hoy en día, provocando que las empresas desarrollen el mismo ‘software’ una y otra vez. De hecho, hoy en día, el 70% del código que se crea sirve para solucionar problemas ya resueltos.
Las tecnologías utilizadas para crear aplicaciones siempre han sido de importancia. Pero el auge del negocio digital está impulsando la creciente demanda de creación de softwares en situaciones que cambian rápidamente. Esto ejerce una enorme presión sobre los líderes de TI para aumentar drásticamente la velocidad de entrega de aplicaciones.
“En este contexto, nacen las plataformas de bajo código, que no requieren de grandes esfuerzos de codificación para crear aplicaciones personalizadas y que sumen valor al negocio. Por el contrario, cualquier persona, desde los miembros del equipo de TI hasta los líderes del negocio, puede construir en corto tiempo y con características específicas para solucionar las diferentes necesidades. El objetivo de este tipo de plataformas es que cualquier compañía tenga su propia ‘app’ sin necesidad de que un programador tenga que escribir ni una sola línea de código”, explica Fondacaro.
Las plataformas de bajo código se están convirtiendo en una estrategia clave para acelerar la entrega de apps que permitan respaldar la transformación digital de los negocios. Con una plataforma low code, el enfoque se centra en entregar rápidamente la funcionalidad empresarial desplegable en una plataforma segura y de alto rendimiento. Además tienen el potencial de hacer que el desarrollo de software sea hasta 10 veces más rápido que los métodos de construcción tradicional.
En la actualidad, las apps son el canal esencial para comunicarse con los clientes y las organizaciones de todas las industrias ya lo están asimilando. Para ser exitosas en esta práctica, las compañías deben acompañarse de herramientas que les permitan ser capaces de optimizar su tiempo, recursos y dinero, y lograr hacerlo en tan solo cuestión de semanas, obteniendo resultados es algo que solo un enfoque de plataforma de bajo código puede conseguir.